¡Lluvia!

Qué hermosa lluvia. Juega juegos de sensibilidad con las chapas y las maderas, practica con los alaridos de perros perdidos, desmiente a los estallidos, idiotiza a los vidrios, los abraza en su canto, los pervierte en su llanto, y sus murmullos rocían los aromas de la casa, estrenando sus estruendos, besándola en sus adentros, dejando a los poetas contentos.

El arrullo me estremece, y adentro, muy adentro, me pinto con su barullo (es como si te escuchara desde muy lejos rociarme con tus gritos mudos). Las aguas de su ser se desviven por unirse con el mar, que quieto se entrega al placer de amar y suplicar que sus brazos lo atraviesen una vez más, y en esta noche me dejo extasiar.

También las estrellas se enjuagan los labios, se pintan las uñas con el agua pura, así las gotas desmitifican eso de que a los astros no les atrae un beso. A pasos repletos y amenazantes la lluvia se pierde en este encuentro, de pasión vive, de sueños alimenta su zozobra, y amenguando su galope se relaja la boca, cae por su camino estrecho, se suaviza la humedad en su lecho.

Y acelerada en su expansión abdominal, se inclina sobre el parabrisas para instalar en la visión una grieta subliminal. Pasa como entre hilitos de cordura, liberando las ataduras, y me anima a tocarte, suavemente, porque adorarte es lo que puedo regalarte.

En la ruta resbalan los guanacos, se cruzan arriesgados, pero en tu cuerpo el aroma de los pastos mojados se integra con mis labios. Los chaparrones cubren los gemidos, pero en vano truenan su voces pretendiendo desacelerar nuestro ritmo.

No hay rayos, por favor, no son serios sus impactos, en la Patagonia la tormenta no se calma entre sus brazos, se entretiene en cada tramo, en un estilo semi relajado. Su necesidad de agua la alborota, la embota, la hace retroceder a otras épocas. Sin lumbres, sin llantos, sólo espera de la lluvia este caudal de encanto, ansía mojarse por dentro, habitar su cuerpo, y dejar que el armazón de un diluvio la llene de besos.

Detecto caos sinfónico en la alienación de las gotas. ¡Justo hoy rompe la ecuación esta bendición! Si todo se moja, que no sea el calor que nos sofoca, que se despiste tu atención hacia mi dirección. Estaré relegando mi malhumor para llenarte de amor. Creélo o no.

6, 8 y 20 de diciembre de 2016, 10 de marzo de 2017.

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