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Mostrando entradas de octubre, 2021

Fábula de día de paro.

Desde hace algunos días hay paro de auxiliares de la educación en las escuelas, y hoy se suma el de los docentes. No hay clases, sin embargo puedo afirmar que sí hay distintas clases de personas. Algunas lloran por no sentirse útiles ante la utilidad, y otras se aferran al silencio y al placer de la calma como si fuera el camino para dar un paso cada día y seguir respirando. El hedor de la ignorancia es eterno, no basta con que de a ratos pase el tren y suene la sirena. Esta es la fábula del león y el ratón. Obviamente que en esta historia el león es un inconsciente (y no lo escribo en tono peyorativo, simplemente que no saber creo yo que es una señal de inconsciencia). El ratón es el que espera, el que aguarda a diario su oportunidad de ayudar, como el ombú ha aguardado eternamente en la pampa su necesidad de cubrir con su sombra el sudor de los viajeros. El león se siente altivo, quién pudiera osar siquiera de pretenderle ayudar? ¡Ni en un millón de años se lo pudiera imaginar! O bie

"Se te enciende la vida"

 Ja. Las rosas y las espinas no se besan. No posan juntas para el retrato. Sus cuerpos se desaceleran cuando van a juntarse. No escatiman en rechazo. No, las rosas y las espinas no se juntan.  No actúan juntas en el mismo escenario. Una va por la vida floreciendo, y la otra lastimando. A veces se ven desde cerca pero con desgano. Quedan rezagadas las ilusiones de unas, y las otras conocen todo de antemano. Ni siquiera se atacan, ni se rozan, porque apostar por su amor sería en vano. Sus almas están distantes, como los ojos que observan en todas direcciones, cada una por su parte. Ja. No son amigas de las golondrinas ni de los pingüinos que piensan en emigrar, no pertenecen al mismo grupo de Whatsapp ni se refrescan en el mismo manantial. Las espinas y las rosas no se tocan, son tan diferentes como las meriendas del clima, hoy fue invierno y ayer otra cosa. A veces tienen discusiones irresolutas, se acercan, pero les da asco pisar el lodo con sus exquisitas botas. Así no se sabe quien d

Una cosa

Hay una cosa incoherente en el pecho, ruidosa, tenebrosa, extraordinaria, majestuosa, que no se puede explicar con una argumentación virtuosa. Los argumentos van de la mano del polvo que se lleva el viento, y el viento se abraza al asombro como si fuera un colega de su entorno. Hay algo en el pecho, profundo, lujurioso, tendencioso, que aparece cuando despierto y también cuando me acuesto, ¡vaya si es indescriptible su aliento! No se trata de sufrir sino de vivir, y mientras tanto resistir,  ¡resistir! Porque el camino voy transitando con ese algo en el pecho, es como mi aliciente, mi nutriente, ¡pero también una explosión que emerge! Aún no explota ni se expande pero tampoco es cobarde, se manifiesta gritando en el silencio de esta tarde. Te va recordando la huella que hay que seguir, no sólo para sobrevivir sino también para no desistir.