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Mostrando entradas de octubre, 2017

Privarse del amor empolva el corazón

Aunque las persianas permanezcan adorando siempre a la luna sin poderla tocar, la luna está. Privarse del amor empolva el corazón. Te hace dormir en una combi, atrás, apretada, cuando el aire afuera te puede mojar, y si te puede llenar de óxido el alma lo hace hasta el final, y a la noche te insiste en que te acuestes descalza y con hambre, recordando sus intensos masajes. Mientras los pies sacuden la infamia del cemento, unos remixes capitulan el éxtasis del viento. Voy flotando intuitivamente, asciendo, trepándome por las hojas, bebiendo entre la gente mis propios pasos, y hay personas que cuando me miran me sonrojan. Publico un abecedario en ellos, de como quiero que sean nuestros besos, pero pasa la cobija por los troncos y el silencio de la calle me hace reír por mi estupidez con antojo. Te tomaré los labios de las manos, recitaré el Cantar del Mio Cid a la orilla de un lago, y cuando parezca que todo esto que digo es incoherente me reiré con vos por afano. ¡Es un "flipeo&

El pozo

Cafecito, una tura de aquellas. Me va divulgando su aroma, haciéndome sentir lenta de cuerpo. Las charlas que vamos teniendo, con el sorbo, me inician en el recuerdo. Huelo contestaciones, preguntas ocasionales. "¿Para qué me sirve estudiar esto?", "No me gusta esta materia". "Me quiero ir". "Todavía faltan veinte minutos".    - ¿Te doblegan los recuerdos? - No, me exaspera la desilusión que anda rondando por el mundo como sapos saltando de charco en charco sin poderse mojar. Gomosas parafernalias beben la savia ajetreada del minuto a minuto. ¿Sos verdad o mentira? ¿Sos concierto o bocina? ¿Sos falta de caño de escape o mariposa bailando en un estanque? ¿Sos una fuente encriptada o una sed revolucionada? El sol ya sufragó durante la mañana, y es jueves, oloroso, quejumbroso, mala onda, parsimonioso en el territorio epistolar de mis emociones. ¡Qué ofuscada me levanté!, con el maullido que sonó "antes de las seis", malhumorada, pero

Besarse con los labios

¿Cómo vas a conocer el beso del otro si no dejás que te bese? ¿Cómo el otro va a conocer tu beso si no deja que lo beses? No te apresures, disfrutá, la boca necesita templarse del movimiento fóbico y salado del mar, exprimir el jugo como si fiera una naranja insegura pero madura, desarrollar consistencia con el movimiento de los labios dentro de la cavidad amorosa, acelerar el goce en la equidad del aliento, como si se abrazaran allí pétalos de una rosa. Si una boca no permite, una boca no disfruta. Y si ambas bocas permiten, ambas bocas se convertirán en una. Nuestro desenfreno provoca quietud en el otro, asimilación de consternación y apresuramiento del ocio: no hay que cometer errores tan tontos. Dejemos que ambos cocientes intelectuales del deseo se revuelvan la piel en el camino, y una vez allí adentro podremos desperezarnos de tanta agresividad sin sentido, con los suaves movimientos, atrapados en la sublime tempestad, abrazados en contracciones de saliva milimétrica, que va

Conversación

-No podría amarte más, es imposible -Yo podría amar un poco más tus piernas, el olor de tu circulación sanguínea, la solución de tu saliva. -Quizás yo ose amar algo más de lo que amo tu mirada -Y yo las bifurcaciones de tus labios, que llevan a los míos por sus lanchas a motor en los lagos aledaños. -Y yo tendría que amar algo más allá que la suave piel que te posee, tentadora, hirviente. -Entonces a mi se me ocurriría amar tus párpados cerrados, porque me permitirían ser un poco más libre de tu encanto. -Y a mí me gustaría amar menos tus pensamientos, pero son tan abstractos que hasta en las horas en que están vacíos me gusta tenerlos como esclavos. -A ver, si me pongo a pensar, no encuentro el sentido de no vivir un minuto sin el baile de tus manos. -¿En tu cuerpo? -Sí, en mi cuerpo, doblegándome con éxtasis el poco espacio de libertad que tengo. -Yo quiero entretenerme en la comodidad de tu pecho, ascender como si me envolviera el techo. -Y yo no puedo amar más tu espalda

¿Sabés?

¿Sabés cuánto lo imaginé? Y ahora que aún no puedo te miro más, como desde cuando te miré. Las flores huelen a destiempo, porque esta primavera va cambiando de humor como de viento, Sus amantes me destruyen con las alergias, y no sé para dónde voy, todo es una sinergia, como un retrato que mira el sillón. Si me compro lapiceras nuevas quizás escriba mejor en los libros de temas, pero esto de ir inventando teorías nuevas sobre la marcha me desconcierta. Volver a casa, pensar en lo mismo, trabajar sobre tu mente  para que no caiga por el abismo, y sólo querer que te abrace el silencio  en una hamaca, que te saque los pesares, como te desprendés de tu ropa en la cama. ¿Sabés para dónde voy? Aunque tenga las cosas programadas todo se desvanece en cada madrugada, el café me mira como su siniestro pasatiempo, lo acaricio con los labios, lo degusto,  pero finalmente se retira como la paz del mundo, sin decir nada,  sin practicar avisos,  y en primaver

Una flor en el cemento

Esto es simplemente una parte de mi vida de todas las partes que son así y que tengo bien aprendidas. De vez en cuando, y quizás más de la cuenta, somos humanos. Suponemos, planeamos, imaginamos, pero no tomamos en cuenta la acidez de las notas del piano. Negro y blanco, empezás con "Para Elisa", pero nunca terminás de saber cómo se afina. Me muero por entender, como aquella primera vez, cuando todo lo sabés, y no buscás tanto el detalle porque tenés fe. Ya leí demasiado y no me quejo, siempre la linda poesía te cuenta bonito el cuento, y sin embargo con un chasquido nocturno comparecés tu alma ante el absurdo. La felicidad es ese minuto que no vuelve más y ese instante en el que querés estar, y siempre te hacés la soberbia, no puede ser que vos no consigas tus metas. Pero cuando caés no sabés ni en qué momento te la empezaste a creer y terminaste como una contempladora que ya no puede ver. -Siempre me convencés de todo. -¿Cuál es el siempre? ¿Cuál es el todo