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Mostrando entradas de junio, 2017

¿Qué tan preferible es la inercia?

A la gente no le gusta buscar, no les gusta buscar (a ellos, los invertebrados), prefieren dejarse llevar por la superficie y la exploración desestimar. Y la gente, para alejarte (o alejarse) dice: "no te merezco", "si hubiera llegado más temprano", y blah blah blah, como emisaria de la estupidez y la cobardía, ¿ves?. Un rulo es más potente que un gentío prepotente, asimilador de cobardes y destripador de lo que parece. Porque no todo es lo que parece pero nos acostumbramos a lo que se ve. Y definitivamente ni la sorpresa podrá con el latido de lo que será, y de aquello que es pero parece no ser. Te reto a arder, si el fuego te consume, que acabe de una vez con tu vejez. Eso de andar rengueando en el amor y justificarse diciendo, "me cansé de sufrir", es para los libertinos ignorantes que hacen todo por subir. ¿Y qué hay si sufrís? La experiencia no es un monigote, es la esencia del brote, lo verde del que aprende y se entrega al placer creciente. Bah, cad

Escrito estúpido

Todo se puede borrar, porque la memoria es temporal. Te acordás de las cosas cuando te conviene, y cuando no te conviene las olvidás. De amor, ni el rastro. El continente retrasado se ha enfriado con sus pecados. De amor, ni un rostro. En una prisión han desperdiciado su reposo los abruptos hacedores del ocio. ¿Qué sería eso de "hacer algo especial con la soledad"? Me doblega tu liviandad, la acuso de infractora ante la verdad. La fragilidad y la frivolidad expulsan sus mariposas, poco queda ya de verdadero en este mundo de pequeños sentimientos. Atino a luchar contra la corriente, pero no la conozco, no corro con esa suerte, las olas se lastiman entre ellas dentro de mi cuerpo y la adoración te construye un templo, pero todo es de momento, no hay que creerse demasiado el manifiesto. Con este sueño quiero hacer la vertical del silencio, apoyarlo contra la pared y construir una red, pero entre las mallas pasan las ocurrencias para sacarle al erotismo su herencia. Cosquillas so

Experiencias urbanas

¿Cómo es posible adherir el pánico futbolístico a un retrógrado libro de misticismo? ¿Dónde está la verdad? ¿En una pelota o en el párrafo de la derrota? ¿Por qué no es prejuicio opinar o aconsejar pero lo es gritar los goles que se han de marcar? ¿Tanto absurdo halago para la belleza que se muestra entre los paños y tan poca delicadeza para entender una mente atenta? Déjense de inspiraciones tontas, un cuerpo escultural lo tiene hasta una jirafa en un corral, pero si pretendés aguzar tu cerebro tenés que dejar de lado tus pensamientos negros. Preparemos los pañuelos que la mente está demasiado enjuagada y está constituyendo su necesidad de ser interrogada. ¡Que bestialidad!, ver pasar a los transeúntes agitados, en su condición de ciudadanos. ¿Te acordás cuando Ricardo Forster nos invitó a la experiencia de "perdernos en la ciudad"? ¿O era Christian Ferrer? Han pasado los años y aún observo la mirada del que camina con la pera entibiada, y me pongo a pensar a quién le regala

¿Qué?

Vamos a seguir pensando que la vida, todavía, tiene un refugio, todo lo que se dio por perdido, ahí se desata el hilo. ¿Por qué? Es una pregunta que se marchita con la respuesta, y aún sigo sin entender de qué cuernos vale saber. De las napas del olvido me enamoré, por abajo iban los peces de agua dulce navegando hacia los mares, y en el camino se reconciliaron con las aves. Momentáneos arrumacos solares. En sus troqueles llevaban los aromas de la pasión, y sus agilidades vertebradas tenían picaduras de amebas para la ocasión. ¿Por qué? Si vemos la belleza material muy pocas veces confiamos en la emocional. El prejuicio lastima, y de su seducción te convida, pero te la tenés que despedir como el cigarrillo le quita al tabaco su existir. Devolvéle a la conciencia la memoria y al cinismo su trayectoria, que todo te huela a gloria, que todo te importe mucho, como palpita tu corazón cuando escuchan su historia. Estás un poquito loca, "what do you want from me?", pero no importa,

Construcción suculenta

Ella, la suculenta, practicaba inspiración delante del televisor. Roncaba mientras la guitarra hacía silencio, y de pronto se despertó. Me llamó por mi nombre y me tocó, como se tocan las ilusiones que se repliegan en el vientre antes de estallar de pasión. Me miró fijo y se deshizo la luz, toda oscuridad nos empapó con detalles blues. Las manos nuestras se acaramelaban in fraganti entre el libro de Foucault y la canción de Harry Nilsson. Volá, me decía, falta poco para el fin y apenas te has despertado. Aprovechá mis labios, me susurraba, porque pocas veces los verás inclinarse ante tus piernas. El sol no contiene en su precinto el calor, porque lo que te quema se arma su almuerzo cuando te abrazo, y me siento furtiva de tanto entretenerme en tu piel: eso me decía, en mi regazo. Yo supliqué, las parcelas donde se construye un amor son inseguras, de agua está hecha su estatura, de barro su compostura, y deseé verter el contenido de mi emoción por su boca, ¡tanto que se me antoja, tanto