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Mostrando entradas de julio, 2020

Al olvido

¿De qué sirve vivir con el cerebro pegado siempre a la cabeza? No podés vivir siempre con el cerebro pegado a la cabeza. ¿Y cómo te das cuenta cuándo sí o cuándo no? ¿Cuáles son las cosas maravillosas? ¿Cómo podés atraparlas? ¿Se puede? Tener el cerebro pegado siempre a la cabeza es para felicitar. Tener la mente clara para realizar acciones es azar. Unos pueden concretarlo con seguridad. Otros apenas lo ven pasar. No tender el vuelo te aliviará. Salir del agujero también es hacerse preguntas para no resolver. Muchas veces hay respuestas a las que no podés ver. Las preguntas al final te traerán fe. Lo que saqué  lo guardaré. Al olvido lo veré.

Refranes

"Ojos que no ven, corazón que no siente". Pero, ¿qué pasa si ves? Caramba. Mínimo detalle e imprescindible ilusión. Sin ilusión no hay vida, sólo desolación. Si nos ves, olvidás, pero también, te entregás. Pasar una página y otra, no escuchar, contemplar y desafinar. Eso no es vida, para nada, no lo podés negar. "No hay mal que por bien no venga". Pero, ¿qué podría ser peor que no saber de vos? Cuando ves las estrellas sólo buscás la que te hace vibrar, una luz transparente que no es para nada inocente, pero que en tu corazón aparece aunque no se entere. "A buen entendedor pocas palabras". Pero, ¡yo te quiero escuchar! Vaya que sí. Todo el éxtasis en ese frenesí que tu voz me llega a transmitir. Sin esa sensación no vivo, no respiro, ¿dónde se bifurcó el camino? Ya no hay regreso al principio, desde ya te lo digo.

Espolvoreando soledades

"Esta inquietud de...", dominación e instinto, sobre mi mente, que no se acopla al sentir, perdurable y tozuda, que se funde con las ganas de dormir por una inquebrantable cantidad de tiempo, donde la pedagogía y la didáctica no incursionen, ni se eleve el amor (que por cierto, es tan innecesario como la necesidad de decirlo), porque las huellas reprimen el impacto y las estrellas atosigan al tacto. Sólo se ha tratado de soñar, todo este tiempo, y es mentira que los sueños se hacen realidad, quizás sí en el programa de Berugo, o en tu propia alma, pero somos tantos y tan pocos que lo que ocurre sólo te ocurre a vos y a unos pocos, los otros tantos espolvoreamos soledades alrededor.