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Mostrando entradas de marzo, 2019

Esperando

Cuando un corazón late fuerte y nadie lo escucha está en peligro de que se calle. Pero para mí la soledad no es un problema, para mí el problema es estar sin vos. Sentir como el reloj va caminando con sus manecillas a cuestas, doblegándose ante las horas, y yo, minuto a minuto, sin vos. Hay que recorrer demasiado camino y muchos senderos, oler perfumes agradables y otros detestables, y todo eso, sin vos. Y que para mí ver como cae el sol en mi ventana, que a primera mano es una fiesta lumínica que se dispone a entrar a mi casa, o ver como la noche gime en el espejo del cuarto, haciéndome ver que es la hora del descanso, y descansar sin vos. Para mí la soledad no es un problema, no me va llenar mi tiempo con seres que no me inspiran ni me dan ilusión, ver que la gente viene y va como caminantes que hablan y callan, desde la mañana hasta que ya no dan más, sentir que las palabras van realizando demoníacos artilugios, metiéndose en tus oídos como incesantes zumbidos de moscas en la miel,

Las corazas

Las corazas son exquisitas, están hechas de una comicidad invaluable con el corazón, van danzando como quien apuesta fuerte a la devaluación, y el ser se aturde tanto en su magia que a veces no te das cuenta si seguís siendo vos. Hay un murmullo en su dureza tiene trigo en su interior, como la grandeza, que lava los platos aunque no parezca. Muchas veces las corazas no se explican porque no son descubiertas, algunos las descubren y otros conviven con ellas como con las lumbres, tan idiotizados, y atornillados a la apariencia. Si la luz fuera verdadera se vería en una pradera, pero muchas veces los cócteles amarillos sólo son atuendos sin brillo. Las corazas son exquisitas, van mostrando sus armas a la codicia para proteger al ser de la envidia, pero muchas veces terminás creyendo que su duro manto puede anular el llanto. Los llantos no se anulan, si no salen, y por dentro te terminan ganando. 7 de marzo de 2019

Primer dia de clase

Hoy fue el primer día de clase efectivo, luego del período recuperatorio de contenidos adeudados del 2018. Hoy comencé también con mis clases de filosofía en la escuela (aunque no es la única materia en la que estoy al frente, ésta es mi gran ilusión), a pesar de no ser filósofa y pertenecer apenas al apartado existencial que cree tener el poder de poder hacerlo. Tomé las horas por una suplencia que se presentó en la escuela donde Mabel es vicedirectora (recuerdo cuando la ayudé con el escrito de la tesis del profesorado de Historia, hace años, y creo que estaba más feliz yo que ella). Se me dio la posibilidad porque me gusta la materia y porque hasta 2016 estuve estudiando la maestría en Filosofía, que luego fue postergada por mí y por la poca vergüenza que tengo en enfrentar mis limitaciones emocionales, pero bueno, ya está, a otra cosa. Sólo pude contar con la presencia de 14 estudiantes (un sexto año bastante interesante, según lo que pude ver hoy, y que se irá haciendo más gra

Obsecuencia

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Estoy oliendo a obsecuencia, ha entrado a casa con la finura de la tierra que revolvió el viento: me ataca, no es un invento. Dicen que con tanta revolución terrenal vienen las enfermedades, y no llueve, y siguen escapando los aires incondicionados, y sopla calor, desentierra la voluntad que los inauditos han de llenar. Presiento que es fatal la enfermedad del corazón, por eso reniego absolutamente de esta situación y en el eclipse rockero perderé mi razón: no hay otra solución. (Y ahora era necesario repensar, porque cuando una se enamora de un imposible es complicado, veo y siento a las baldozas de la acera todas salidas, como demoronando su experimento peatonal, y la gente de la Municipalidad no tiene jurisdicción para arreglarlas, lamentablemente. Yo tengo que ser fuerte, ya que el que no lo es pierde, una y otra vez pierde, y ni siquiera completar un millón de solitarios podrían remediarlo. También sé que hay que afrontar las consecuencias, pero a veces te da más bronc