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Mostrando entradas de abril, 2017

Dinamita de algodón

Ruge sobre el algodón. Cae un diluvio de evocación. La luna hoy no ejercita su perforación. La flacidez del piso atraviesa mi inspiración. Cae al suelo la ternura. Los adictos de la noche se nublan. Quien pisa la máscara facial del barro, madura. Para sobrevivir al absurdo voy desprendiéndome de mi estructura. Llueve para amar. Se enroscan las lombrices sobre la cal. Si juntáramos nuestras almas se alteraría el mar. La danza atónita entre las chapas me hizo desequilibrar. Te miro con ilusión. Los ruidos han subido otro escalón. Aquí en espera una canción se sube al sillón. La arena se convierte en seda. Y los dedos por tu suavidad desesperan. Apenas las gotas absorben tan inmune delicadeza. La lluvia, que me atrapa en su son, y vos, que acaramelás mi organismo sin pudor, son dinamita de algodón. 30 de marzo de 2017.

Que no se ahogue lo verdadero

Nuevos short poems Las revoluciones no deben significar inquietud. Son cambios que significan en el ser una actitud de pensar en su ser como ser y no como objeto. Es transparencia de contenidos hacia el afuera de lo que el ser oculta y calla por el silencio al que es expuesto. Sin violencia y con un pensamiento reflexivo atónito y magnífico, la revolución exorciza al ser de su letargo y le ordena expresar un caudal de insumos románticos e inteligibles a ser duplicados por su magnificencia de ser. Dice la historia que lo anterior fue escrito en agosto de 2012. ¿Y ahora? Ahora la cuestión corrupta es cuando no hay revolución, me parece no verla en acción. Vivimos tan del cliché, tan absorbidos por el memorándum del hacer lo que está de moda, o lo que está (porque lo que no está da miedo), que dignificar el corazón parece ser como tomarse una soda, tan efervescente pero tan volátil, y tan dispar su efecto que hasta le tenemos afecto, pero en un abrir y terminar lo verdade

Ruiditos

Otro ruidito merodeando mi corazón, como un beso expresado en palabras de amor (y una varita de olor que se quemó), y no me importa un bledo de los meridianos y los “algo” septentrionales que aprendí en la escuela: te quiero a vos. Sí, tuve algunos profesores por los que valió la pena refugiar una ilusión de seguir el camino de la razón, y armarme de unos libros con argumentos contundentes y tranquilos, de esos irrefutables en el mar de pensamientos leales, pero me enamoré de vos. Arrasé con el martillo ideal nietzscheano, me fumé largas horas de dolor y esplendor con Zaratustra y su león en el llano, aplaqué las blasfemias del Anticristo pensando en que tarde o temprano siempre hay una solución para el desvarío, pero me equivoqué, y me di cuenta cuando te vi a vos. Por ahí se me ocurre sacudirme las pantallas delante de los ojos y pensar que sólo son antojos, y no es por el embarazo de amebas que se me ha formado en la panza cuando tu visión se realza, no, es que cada latido que

Siempre no siempre es siempre

El ruidito de los almohadones beneficia con unas palabras a la luna, que tiene sueño, y no quiere ni escuchar sobre el veneno. Es ese mal humor que tiene cuando se aparta del cielo, porque tan agreste es su indiferencia que hasta se agota su desenfreno. Tan en vano pasa la oscuridad por acá, que la luz tenue del velador la quiere acompañar, no vaya a pensar en quererse retirar. La oscuridad tiene la sabiduría de aquel que se inmuta, sentada en las piernas de la luna y paseando por su cintura hace que no importe su estatura, los halagos del beso gimen con lealtad en su finura. ¡Son los tiempos en que lo instituido parte en mil pedazos su estructura! Siempre no siempre es siempre, desata los nudos al dejar hacer de la fiebre, por una vez hasta las liebres rompen el paso para detenerse y verte, ¡como si pudieran dejar de quererte! Las pócimas reconfortantes retroceden, empequeñecen y luego se desvanecen. Ya no es posible escapar ni a tu sombra, que ante mí se mece. El siempre es a

Oportunidad

Ya es el tiempo donde las hojas negras se rapan los sueños para instalarse en su camino, tan fino, ¡tan sin sentido!...como si esto le importara al destino. ¿Es primero de algo? Sí, donde todo comienza y donde las cicatrices empiezan a cerrarse en vano, por dentro los recuerdos se agigantan y los alivios sólo pudieran venir de una manta. ¿Con pensamientos nuevos? Pero con viejos deseos, articulando tus peros. Venenos, y licuadoras que mezclan lo que aprendemos, así me quiero quedar, en silencio, que hablen los que no veo. Las enervadas criaturas se cortan los dientes mientras los transeuntes se abrazan a la locura. Abrazame e intentame, total sólo se pierde lo que no se hace, las heridas son sólo ocasiones para crecer entre recetas que aprendés. Eso de pensar en el marquetinero momento de decir la verdad o de callar es típico de cuando te acobardás, pero qué le vas a hacer, si no soñás con volar es difícil que pretendas aterrizar sobre el mar. Todo es una institución que busca se