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Mostrando entradas de enero, 2018

Las diez

Son las diez, y aunque no estés, la comisura de tus labios me aleja de la desnudez, del tiempo, de la distancia, y hasta de la fragancia que me engaña. Esta Patagonia tan de ella misma me acerca hacia su enigma. Los pastos medio verdes y medio amarillos no espantan a tus ojos y sus brillos, que son como esos pequeños latiguillos que me atrapan junto al canto de los grillos. Si me adjudico la autoría del trayecto hacia tus besos dejaré de ocultar mis secretos. Hago con la noche un nexo, por eso me cuesta tanto dormir cuando te pienso. Esta tierra guarda tantos peros, que a veces me veo en una mata seca cocinando tacos, hablando con los cardos, pidiendo permiso a los fardos, para imaginar y ver si allí a tu sombra atajo. El desayuno me ha marcado el camino, sentí tu aroma como si lo hubiera tenido, el corazón se me acelera si pienso que pensar en vos vale la pena. ¿Cuál pena? Mi boca espera, como si nunca hubiera besado guarda sus deseos a un costado, los protege del tiempo, hasta qu

Me gusta tu sonrisa

Me gusta tu sonrisa y vos. Podrías sonreír de mil maneras, pero la que me gusta es la tuya. Me río con ella, disfruto, tiemblo, lleno mi aire con algo más que estupideces, ¡y hasta vivo! Sí, vivo, hago de mi vida una especie de vida, distinta a la mía, y viendo tu sonrisa me acerco a la vida que pretendía cuando era niña y crecía. Me gustás vos, y tu sonrisa, hacen juntas un gran grupo, le aportan vitaminas al día, me dan alegría, me inspiran, ya no tomo aspirinas ni otras medicinas, y quiero mi vida aunque mi mente se descarrila, y no sé qué seguir estudiando, y me siento perdida, pero con los abrazos de tu sonrisa todo se ilumina. Hago un paréntesis, y sin embargo vuelvo a recordar que es una costumbre, un cliché, y me vuelvo a acordar de tu sonrisa, que no es para mí, pero no me lastima, es una maravilla, aunque me olvide si hay clima o basura en la rejilla, todo parece lo mismo, pero si sonreís me alegrás la vida. Paro de mirar, todo vuelve

Lo dejaré para más tarde

Que no me lata el corazón ahora porque tengo que dormir. Lo dejaré para más tarde mejor, aunque pueda desistir. Parece que lo hubiera inventado, al latido, fue todo un desafío haberlo reprimido. Tus ojos me van caminando como dos hormigas con cascos y uniformes en medio de una guerra fingida. Los arrullo, pero me delato, me hundo, me dejo vencer por sus disparos profundos. ¿Que te amo? No, no quiero responder si te amo, me quiero dormir primero debajo de tu cielo de nubes negras y de tormenta y entregarme entera, para ver si era cierto o sólo era una siesta. Hay una parte de mi que no soy yo, da la vuelta por el sol y vuelve donde empezó. Como el algodón del acolchado mi arte se ensucia y su sonrisa turbia vuelve a su anterior estado. Mejor vivir a vivir apretado con el efecto mojado. Igual el tiempo ha hecho su tarea y no es tan fibrosa mi entrega. Ir para donde no te quieren es archivar y desestimar tus genes, colaborar con la ignorancia, admi

La verdad

Unos hablan de albatros y otros de estropajos, no tengo tanto vocabulario ni tanta poesía leída para darme el lujo de escribir raro. "Soy yo" y "The search for everything" lo entienden así, transplantan sus melodías sobre los estómagos de las hojas, indirectamente, haciéndoles caricias con la boca. La poción verde se marea entre el chaparrón y la soja, la brisa se hamaca entre el olor de las flores rojas, y no sé si tirarme a la siesta o despertarme sobre el polvo que me moja. Te voy avisando que me voy silenciando, de a poco voy descansando en el vientre sordo, y qué se yo si me iré moviendo en el exterior de este relato amorfo, bobo, tuyo, pero que adoro, todo. Sin embargo, no me harto, siempre trato de pensar y salir sola, hay que intentarlo una y mil veces aunque rápido pasen las horas, para que cuando me toque descender me vea tirada sobre el suelo esperando que en mi piel se me tueste tu calidez. Te cuidaré como si fueras una gota de agua, pondré aire y re

Extraño

Te extraño. Extraño lo que no se puede extrañar, lo que no se debe extrañar, lo que no he vivido para extrañar. Lo que has experimentado caminando en puntas de pié sólo sobre tus pensamientos, se extraña tanto que es imposible no extrañar con las cuerdas vocales de un alma concebida en un solo intento.   Sólo el retrato del mar sabe lo indisoluble de un sentimiento tan profundo que no se puede silenciar, aunque quieras hacerlo, porque mientras más estás reestructurando tu mundo, más se te da por extrañar a cada segundo. Los labios están preparados, el corazón se sigue llenando, y por eso se me da por extrañar hasta con los ojos cerrados. Extraño el olor que no he sentido, la discusión que no he tenido, el calor que no he absorbido.   Van las hormigas circulando entre los papeles de unos caramelos, bebiendo la quietud de sus cerebelos, y yo a mi extrañar de vos me pego, porque extraño hasta las conjeturas, y la bendición de las ataduras, ¡tan de extrañar es el abdomen de esta

Alucinación

Espuma roja Toco la espuma roja, es lo único que en esta breve ocasión, que saca sus venas al sol, se me antoja. El polvo y la sal se levantan con el viento, me mojo, parece que te siento, ¿o todo esto es un inmejorable invento? No me acuerdo, no voy, no vuelvo, en medio de los pedales de una bicicleta veo que por el cielo van mis sueños, llenos de amor, apretujados por el deseo, y hacen ronroneos los cardos con los que me integro, y me excitan los pies, y en la emoción de sentime así parece que en tus ojos me reflejo. ¡Qué manera de haber festejo! Huyo del capricho, pero te sigo pensando, así no se puede ir por la vida ni coqueteando, ¿salvar las distancias?, más violenta es la ignorancia, que aunque magnífica, no nos sincroniza, ¡pero es tan específica!, y seguís conteniendo lo que va sucediendo, pero no lo estás viviendo, sólo leés el argumento. Yo te entiendo. Creés que no te conozco, pero en cada uno de tus pensamientos me desboco, me aclimato, me estremezco, y aunque el calo