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Mostrando entradas de octubre, 2018

Si no he de encontrar tu olor...

No encontré tu olor por ningún lado, ni en los viejos espacios, ni en los nuevos, ¿será que aún me falta aproximarme un poco más a lo que no me he atrevido? Sí, recorrí los lugares, escuché tu voz, y descubrí mi corazón para sacarlo de su viaje imaginario, vi tu presencia alguna vez gozando del privilegio de no amarme, pero no encontré tu olor por ningún lado, y no sé si resignarme a que el tren ya ha pasado. Te odio con todas mis almas, algunas están más inspiradas y otras más desilusionadas. El sentimiento se eleva de tal manera que me duele el cuerpo cada vez que lo siento. El odio es tan, pero tan, fuerte, que inicia un viaje ancestral hasta la muerte. Dicen que no hay que sentir esas cosas, pero es que no encuentro tu olor entre las rosas, y me tengo que contener con sólo mirarte tirada desde la alfombra. Es imposible olvidar lo que te pasa muy dentro cuando tenés libertad, y no sabés cómo socorrer a la ira cuando no puede negar su necesidad

No sé cómo lo voy a demostrar

Todo lo que te amo todavía no lo he podido demostrar, si hubiera alguna forma que pudiera cumplir, si hubiera realmente más vidas en las que pudiéramos existir, pero todo es tan incierto, tan al descubierto y al mismo tiempo tan de adentro, que no podría asegurar que hay una forma precisa para demostrar cuán en el centro de mi corazón te llevo y te quiero llevar. Viven crujientes las sensaciones, tiemblan de pudor las emociones, cuando hay cuestiones de por medio que no se pueden sortear a veces uno cree que sólo el tiempo las puede superar, pero no tengo la visión clara de lo que quiero expresar y aún así creo que te amaré por toda la eternidad. No creo que el amor sea distinto de vida en vida, sólo considero que es el mismo aunque cambie el cuerpo y el enigma. Somos muy nosotros, eso no se puede negar, orgullosos y egocentristas en exceso, que el amor puede sopesar. No vamos a resignar lo que creemos, y haremos silencio si no nos gusta lo que vemos

Vida de momentos

Vida de momentos, lo celebro, cuándo, cómo, dónde, cada cosa tiene su argumento, y también su libertad y su secreto. La soledad y su inercia van encantando la obligatoriedad de vivir con este viento, angustiada cuando ataca pero admirada cuando se calma, sus fronteras te acomodan el pelo, y sus ventanas abiertas llenan la casa de desconcierto. De más está decir que no me lamento, de última imagino que tu boca se pasea entre las partículas de la tierra, y ya no me quejo, todo puede ser si lo invento, hasta que el viento me abrace, y que sean tus brazos los que siento, que las ráfagas me hablen y que sea tu voz la que oigo por dentro, como si eso no existiera, soplando o no soplando el viento, bramando o no bramando los techos, porque la vida es de momentos, y no me quiero perder ninguno porque te pienso todo el tiempo. 18 de octubre de 2018.

Sos

Sos todo lo que me mantiene alerta, despierta, aguantando, suspirando, como si estuviera viajando, dejando mis venas abiertas, aguardando, necesitando, y hasta celebrando, los sonidos que hace el corazón cuando por vos está palpitando. Sos todo lo que me deja en silencio, dejando que pasen los minutos como si no hubiera forma de vivirlos si no es mintiendo, no me puedo seguir rindiendo, esta hora y la otra las viviré por vos sintiendo. Sos todo lo que me mantiene oculta, estresándome con el correr del tiempo que pasa y no me doy cuenta, y te espero sin saber si valdrá la pena o si será sólo un aprendizaje más que se debe atravesar para salir derecha. Sos todo lo que me mantiene deseando, incentivando, idiotizando, el aire me pega en la cara como esta inconstante primavera, y yo me voy y vuelvo porque te tengo en un mueble con tierra, recordándome que existís, como si fuera posible zafarme de ese desliz. Sos todo lo que habla en mi vereda, cuando tropiezo

Nuevas figuras

Hay figuras modernas que aparecen para no tener que decir las cosas de frente, o para evadir una responsabilidad que es mejor no tener en este mundo aparente, como si descartar fuera una señal de valentía permanente. Por ejemplo, te puedo citar a vos, bendito poliamor, que sin querer aparecés para darle esperanza al monoamor (que estaba apagado), y que le daba un incentivo al amor sin beso, al placer sin sexo, a la no necesidad de tocar para sentir, al complemento de la efusividad en el sufrir, a la erudición que te hace ser feliz en el fin. Bendita la oscuridad que enciende una luz, y bendita la luz que le da una razón de ser a la oscuridad, como si caminar un sendero fuera sólo una cuestión de baldosas y no de fango, como si que se te inunde de ilusión el corazón fuera sólo posible cuando agarrás una mano, como si el pensamiento fuera sólo un impulso que se arrastra con una mirada, como si el latido fuera sólo posible cuando no existe más nada. Dure lo que dure el amor, un minuto o u