Ante el ruido del ventilador...

El ruido del ventilador me apetece cuando anochece. Sus paletas enloquecen, sus plásticos enfurecen, y en sus vueltas se burla de mis indirectas, de todas las que te digo, de las que me hunden en el frío, porque de mi cobardía no me río, apenas quiero que seas testigo.

Todo esto es un divertimento en un licuado no revuelto, los hielos no triturados se entretienen con este desvelo, son mi pequeño tormento. Una pregunta se desnuda y patina en la pampa: su respuesta es absurda. De estrellas sé lo que el diario en internet me interesa, apenas son un refrigerio para extirpar este misterio. ¿Hasta cuándo estarás en el cimiento de mi alma donde no miento?

Resulta que la noche pasa con sueños a montones, transita esta ráfaga que desenfunda la dulzura de sus turrones, ni los mosquitos se pegan al alambre, pero pensar en vos me deja sin aire, me atonta amarte, y sin embargo me queda a sólo un paso esto de adorarte, cruzo el bostezo y espero encontrarte para poder tocarte: es tan fácil que cambio como un reptil, la razón se emancipa en la vocación, y la emoción se devora los restos de la desilusión.

Perdón por ser tan golosa en esto de hablar de amor, pero lo digo porque los suspiros se sacan las dudas a la hora de la pasión, todo es una guerra en el corazón que probablemente no la gane yo.

A veces soy tan dura, creo tener la razón y finalmente me doy cuenta que todo es una locura y me siento una perfecta inmadura. ¿Consejos y reproches a mamá? ¡A quién podría yo aconsejar! Primero es menester dejarse por la tranquilidad enjabonar y luego enjuagar. Le dicen "limpieza de corazones", para finalmente en nuestras conciencias buscar los perdones. Los sabelotodos son indestructibles, pero en su egocéntrica actitud indefendibles. Roguemos aprender, y por fin entre mieles y corderos podremos amanecer.

Y te amo, los guisantes del verano ni siquiera saben que cuando no estás te extraño, y te busco entre los silencios, me inquieto, quizás con tu voz interior estés haciendo un lecho donde hacer descansar tus sentimientos. Ahí quisiera erigir mi amor con momentos de lo que aún no fue satisfecho.

Ya se van por el camino las piernas de este enero, son ciclotímicas espigas del veneno, pero el ventilador no me vaciará el deseo: te espero.

16 de enero de 2017

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