El amor me salpicó

El amor me salpicó en la cara con su aliento, desbarrancó mis cimientos, me deseó como un hombre sediento, surgió de entre los roces ajetreado y anonadado, y me fundó su entrega en este silencio que transformó mi pena en desconcierto.

El amor coqueteó con mi tormento, se irradió en la salinidad para descargar su ira sobre ella en un solo intento. (Mi vitalidad es tomada por su vanidad). Saboreó su eternidad y la hizo retroceder en la vecindad de la necesidad, administró su pesadumbre para dorarme con los besos que ahora me cubren. Así fue que con sus salpicaduras de poder me ha hecho ceder. ¡Esto es de no creer!

El amor festeja su triunfo (histérico taciturno), me sacó de mi proyecto diurno para cocinarme en su fuego nocturno, celebra su consistencia en mi piel que huele a demencia. A paso vespertino me confiscó la quietud que dormía en mi destino, ya se siente victorioso por mi entrega, paseando entre mis suspiros me presentó a sus grillos, que con su concierto al anochecer no dejan que duerma ni que aparte de mí el placer.

El amor cortó con mi sabiduría, plastificó mi foto en su alcantarilla, ¡y yo que me reía! Cada quien se cree todo como si tuviera la verdad, y finalmente el amor se burla de tu libertad.

19 de noviembre de 2016

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