¿Sinceridad?

La sinceridad tiene sus excepciones, porque cuando en nosotros quiere refugiarse no tenemos para ella felicitaciones. Bocanadas de humo que se absorben con la brisa marina, susceptibilidades convenientes como una piadosa mentira, energúmenas dificultades que provoca la envidia.

Nos enerva escuchar las verdades cuando la "verdad" es sobre nosotros, pero cuando la tenemos para otro estamos a punta de palabra con un ramo de flores y un chocolate en rama.

Y en este ventarrón que diagnostico, siendo uno de los conejillos de india más representativos, indico que nos creamos sendas historias e ilusiones artísticas para paliar la inanición de la que somos víctimas, queriendo proyectar nuestra propia estupidez o argumentar con frases lo que supuestamente no duele ni castiga, para entregarnos a veces a un supuesto placer ignoto y difuso que nos bendiga.

Es matizar con bienestar ideal artificial lo que que nos arrasa nuestra serenidad, lo que nos quita nuestra liviandad y nuestro castillo espiritual. Y lo negamos, obviamente, porque ser frágiles en este mundo sería absurdo, y opacar la felicidad convertiría nuestra fortaleza en ser dignos de piedad, cuando de eso no hay necesidad, y menos en una sociedad que le huye a la verdad.

¿Eso es libertad?

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