"Quieto estaré".

Que el mundo se mueva, ¿de qué depende? Se mueve la tierra, las mariposas revolotean, las almas se dirigen a lugares inéditos, el viento te persigue trayéndote las hojas secas del patio, un conjunto de bolsas de residuo de incrustan en las plantas de aloe vera, Pulgui jugaba hasta hace un rato con una nuez, pero el silencio se tiende ante la falta de movimiento. Todo parece moverse, pero finalmente, nada se mueve. El corazón puede ser un acordeón acariciado por un músico, pero está ahí quieto y resonante para los espectadores, él sigue ahí. Hasta se escuchan los tumbos, sonando una y otra vez antes de descansar, pretendiendo que se mueven entre las sábanas y el olor a desinfectante, pero nada se mueve, nada. Ni siquiera la libertad se mueve, es una palabra sin movimiento, y omite decirle al carcelero que prefiere quedarse encerrada, porque lo que realmente vale parece que hoy no se mueve. No es como el "Todo cambia" de Man Ray, nada cambia por aquí, se los garantizo. Es la frustración.

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