La ingenuidad

La ingenuidad.

Quería escribirte (siempre quise),
pero ya no soy tan ingenua
y duele saber que
la ingenuidad es pasajera.
Y aunque sea mejor que lo sea
me gusta sentirme parte de su tierra.
Todo pasa volando
delante de tus ojos,
pero no tenés tiempo
de pensar un poco.
Siempre te mofás,
y a lo que no se te arrima
no le ponés la firma
porque especulás.
No buscás más allá,
porque jamás se te ocurriría
zamarrear al mar.
Para ser distinto
en este ocaso
necesitás un abrazo,
¿y quién hila tan fino
en un espacio fingido?
Los besos desaparecen
y el corazón ya no se estremece,
¡lo has intentado tantas veces!
Hay un puente
entre lo posible
y lo invisible,
pero preferís lo previsible
a pecar de sensible.
Siempre la misma porquería
y la misma ironía,
las camas siempre duermen con sábanas,
y a las caricias
las tiran por la ventana.
Desfilan los soldados,
no así los sentimientos,
y hace un frío de invierno
debajo del acolchado.
¡Es un triunfo encontrar
un ser idiotizado,
todo me mezcla en máquinas
de vientres disfrazados!
Y siempre lloro del mismo lado,
y duele un montón dar el paso,
pero el decir tiene un dueño
y otros no soportan ni sus propios sueños.
Cuando no mirás a todos lados
tenés el corazón destrozado,
¿y cómo harás
para repararlo?
Fue de parte de la ingenuidad
la bofetada,
y sigo buscando la forma
de quedarme callada,
antes tanto llanto
que se escucha a la madrugada.
Al final sólo me quedé
buscando tu mirada
donde no había nada,
y no me importa si hay nada,
cada acción, cada gota, cada pregunta
valen el esfuerzo
de estar enamorada.

12 de febrero
06 de marzo







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