¿Dónde está el horror?

Siento tu aroma por donde los espacios de luz no se asoman, el vocero de las calles grita tu nombre desde su almanaque (los envases del tiempo son un disparate). Las hamacas tiemblan entre los niños rompiéndose en dos, las escaleras de juegos se inclinan ante tu voz...

Es el horror, querer salirme y no encontrarte a vos, querer silenciarme por dentro y soló atinar a guardar el dolor. Tengo unas jaboneritas ideales para curar la tos, pero hacia afuera sólo puedo desplegar mi humor. Es el horror, querer correr y no tener lugar para mi alma esconder, votar a candidatos obtusos y que el mundo arda de una vez. Es el horror, querer ignorar y sólo encontrar pocos escondites para destapar, los símbolos sólo sirven para decorar una casa y nada más. Es el horror, pensar en silenciarte para desvestir la integridad del arte, y apenas cruzo la calle me doy cuenta que estás esperándome con las ráfagas de la tarde. Es el horror, juntar unos pinches para la picada y que el queso tenga su cara lavada, pero si quiero empezar de nuevo tu ser es lo único que veo. Es el horror, diversificar el espacio sería una solución para la soledad de mis brazos, pero ni el dolor que me genera romper una pared a pelotazos hace que no desee un solo segundo atarme a tu regazo.

Mi nariz salpica tu silencio y la piel se tensa con la envidia de la luna, las gaviotas no habitan en esta siesta nocturna, tu presencia es una duda, pero tu esencia me embadurna.

Yo la tuve un tiempo, pero se perdió, como cuando envilecen las estaciones y los pétalos se secan, como se ensucian las miradas que antes veían limpio y recibían tibieza. Pero las miradas ya no son las mismas, ni las sonrisas, todo lo que alguna vez salía puro hoy se ha hecho taciturno, y las naranjas tienen cáscaras más gruesas, y si la gente tiene hambre al político no le interesa.

Me salpica la sangre de la ignorancia, como en la alimentación de los seres la lactancia, hiervo pero no fluyo, camino pero no intuyo, y a decir por este latido que rompe los nudos me gustaría que me convides de los labios tuyos.

Es domingo y las reglas triplico, no es que esté bien quedarse quieta, pero menos no desear saciarme con tus piernas. El aroma que viene de la olla me alborota, los pensamientos son ahora un complemento de la derrota, y el triunfo se fue a pasear a sus perros, yo me quedo sintiendo lo que no debo.

Y mientras escucho a las burbujas bramar, voy sacando el queso parmesano y la sal, crujiente con mis excesos y por la necesidad de tus besos, me animo a más y a todo eso, porque para sonreír y concebir están los que nacieron en el mundo juvenil, la madurez de la estructura se hará cuando me anime a tocar tu perfil, valiente es cualquiera siendo dulce, imagino la conversión de mi cuerpo cuando te cruce, y nada más hará ya que me mude.

30 de julio de 2017

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