El camino de los sueños

 El camino de los sueños es un sendero sin regreso. Es la internación temprana en un hospicio en el primer día del año, y en la plena trascendencia de enero. Es como un círculo arquitectónico construido para espaciar la vida en pedazos de laberintos, donde la espera es el arte del respeto por las puertas cerradas y los aullidos del viento. No te metas con un sueño, el corazón se te va astillando lentamente, y aprendés a tomar un yogurt de repente, después de haber tomado mates por meses. La arena pegajosa lo traiciona, el mar negro lo marea, el sueño se pone a escuchar a Laura Pausini en medio de un arsenal de personas ruidosas. Las banderitas del alma van flameando en medio del incendio del corazón, no vale la pena soñar si has perdido la razón. El camino de los sueños es una incipiente bombilla rosa, ni roja, ni blanca, se estanca en la vida como los.cisnes, que en el.mar no.pueden tomar la.próxima barca. "Volveré junto a ti", cuando nunca he estado contigo ni sin ti, una franela va sobando los versos de las canciones entre los aromas de la playa, de las algas, de las almas, del polvo de la yerba, de las olas. No es preciso soñar, ya es un cuento viejo extraviado, una gigantografía de un artista que ya no se presenta con sus shows en la ciudad, una pintura de algún alborotado al que lo han abandonado, un territorio minero al que han maniatado y su pureza le han arrancado. Soñar es para los ángeles, que no revelan sus deseos y se conforman con apagar sus necesidades con un placebo. Soñar es para los cuerdos, soñar no te conviene, te lo advierto.

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