¿Qué?

Vamos a seguir pensando que la vida, todavía, tiene un refugio, todo lo que se dio por perdido, ahí se desata el hilo. ¿Por qué? Es una pregunta que se marchita con la respuesta, y aún sigo sin entender de qué cuernos vale saber. De las napas del olvido me enamoré, por abajo iban los peces de agua dulce navegando hacia los mares, y en el camino se reconciliaron con las aves. Momentáneos arrumacos solares. En sus troqueles llevaban los aromas de la pasión, y sus agilidades vertebradas tenían picaduras de amebas para la ocasión. ¿Por qué? Si vemos la belleza material muy pocas veces confiamos en la emocional. El prejuicio lastima, y de su seducción te convida, pero te la tenés que despedir como el cigarrillo le quita al tabaco su existir. Devolvéle a la conciencia la memoria y al cinismo su trayectoria, que todo te huela a gloria, que todo te importe mucho, como palpita tu corazón cuando escuchan su historia. Estás un poquito loca, "what do you want from me?", pero no importa, todavía te quiero, y en la baranda que observa el mar te espero. Quizás me coma un guiso mientras este amor celebro, pero de tu piel me prendo, su frialdad bebo, como un aroma que en su simbolismo me desnudó como un sismo. Todo apetece, todo enloquece, y estas rabietas de desquicio las pago con creces, acelerada e hipnotizada, relegada a acariciarte de espaldas, nada más potente que la mirada, nada más genuino que tu mirada, pero no me quiero morir ahogada. Me despido y aún marco las huelgas del sonido, todo ruido se terminó cuando al atardecer el juego cayó rendido. ¿Por qué? Porque vale crecer, y ser, y anochecer, y estremecer, sólo con la compañía del alma que te haga arder.
05 de junio de 2017.

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