Tomografía del techo...

Son cuadradas las lineas, perpendiculares los anhelos. Hay una robusta marca recta cerca del cieloraso cultivado de hormigas. El color crema invita a los confites y al desorden, una fiesta de café y triunfos recostados sobre el sillón.

Por los costados se quiebra el deseo, pero surge una telaraña que cae sobre los brazos. La mirada llega hasta la ventana, una hecatombe de precoces y promiscuas estrellas se atan a la vida. Pero el olor de las salsas desciende sobre narices sólidas y frías.

Un atado de tierra y ajados momentos más allá, donde el viento hace perecer el olvido y vuelvo a recordarte. ¿A quién se recuerda más ávidamente?, ¿al calor o a la emoción transparente de la risa y la alegría?

El techo obtiene sus lamentos, pero juega a esconderse para tapar los besos, aquellos que recibe y siembra de la tarde, ese atardecer solemne y quieto que le obsequia rayos espumantes y perdones ardorosos.

No puedo concentrarme en el silencio, ni en la soledad, y eso que solía pescar energías de la nada. Cuando se está en el augurio del silencio, parece que los sentimientos se apuran y corren más rápidamente, fuertes como caballos, entregados como enloquecidos, incapaces de darse vuelta y apagarse.

El techo tiene un deseo, verte encima del mundo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sólo porque lo que dura no para de durar

New Year (Happy or common)

Hacia el cielo