Que poco cuerda estaba

 

Condenada a la tragedia,

resignada.

El asedio de un corazón que arrasa con el fuego

a través su mirada.

Ni siquiera lo sabés,

sin embargo a cada instante

el murmullo de tus ojos

se desparrama de forma irritante,

como tan maravilloso

es venerarte.

Despertar otro día

sabiendo

que estoy atada,

un sábado, un domingo o un martes,

porque las cadenas que se incrustan en mi alma,

aunque quiera soltarme

me delatan,

escuchando un himno,

oyendo a los grillos

olvidándome

de lo que ayer pensaba,

hoy y mañana sólo serán

escenas robadas.

Condenada a la mismísima sombra

de tu mirada,

un brillo insaciable y perpetuo

que me atrapa.

Se come los minutos

en los que soñaba

con mantenerme alejada,

mi respiración acelerada

me recuerda

que tan poco cuerda estaba.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sólo porque lo que dura no para de durar

New Year (Happy or common)

Hacia el cielo