Pensamientos sabatinos

La gente quiere quererse,
se toca y se enternece,
se traspasa y se disfruta,
le eleva plegarias a la luna,
y hasta le adjudica en su narración
la erradicación de la desolación.
Hay gente que funciona así,
un día no y un día sí,
si te inspira la caminata del gato
que en su silencio te indica
su extremo sigilo
cada quien entenderá que en la tierra
habitan seres amorfos
y otros con brillo,
porque así es la felicidad,
cuando no la tenés
la buscás,
y cuando forma parte de tu ser
nada te puede importar
más que esa realidad.
La gente piensa distinto,
no sé por qué tanto enojo,
en las lagunas habitan los patos
y también los peces,
todos vienen de distintos palos
y así y todo están en el mismo lado,
la guerra ahuyenta
la paz libera
y en la desilusión
hay algo que desespera,
como si quedarse de un lado fuera
no pertenecer a la nobleza.
Hay que quererse
sin pertenecerse
dicen por ahí,
y que los pronombres posesivos
dejen entonces de existir,
como si el corazón
pudiera dejar de latir,
y el amor
ante un beso no sucumbir.
Es tan fácil el afuera,
juzgá,
que estás en la lista de espera,
apretá los dientes
que te encarará el de enfrente,
y así sucesivamente
te vas convirtiendo en delincuente
por no sé qué hecho macabro
por el que te han juzgado,
pero no te preocupes tanto,
vos seguí disfrutando
que ante los virus del hombre
es mejor seguir ignorando.
Hay gente que quiere quererse,
no todo está tan desbancado,
hasta el humo de la parrilla
sirve para hacer el asado.

15 de diciembre de 2018







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