Que alguien le diga al tiempo que pare


Que alguien le diga al tiempo que pare,
que se bifurque, entre vos y yo,
que me separe,
que me arrastre,
pero que te proteja,
y que cuando camines por las calzadas rotas
tus sueños siempre estén vivos
y tus ilusiones llenas de rosas.
Porque cuando yo camino
te suspiro,
hundo las proporciones de mi pensamiento
en algo que imagino,
pero que crece
y se hace verde,
y no sé si algún día crecerá más
dominando el manantial,
pero seguramente yo seguiré
pensándote cada vez más.
Es como una ceremonia
entre el bien y el mal,
un corazón que late
y no quiere dejarte de amar,
y aunque su dolor es intenso
siembra una semilla en el mar
cada vez que va,
y lo huele profundamente
como si te oliera a vos
y te sintiera en paz.
Pero qué se yo si hay paz
o la guerra se ha puesto a sudar,
cada pedacito de camino
que hago entre casa y la escuela
estiro cada uno de mis latidos
como si fueran los tuyos y los míos,
pero no sé, no sé,
por qué se me da por sentir así,
si todo es tan lúdico
y tiene tan poco frenesí,
si todo es tan lejano
pero siento que estuvieras aquí,
Y como si no tuviera demasiado
con este sueño imposible me pierdo
y me divierto,
como si no hubiera otro cuento
lo meto todo dentro de una novela
que no tiene elección ni fundamento,
porque te siento.
Que alguien le diga al tiempo que pare
y me convierta en ave,
que de tus ojos me aparte
y de tu sonrisa me ampare,
pero que a vos te contenga
y te tape en el frío,
y que te seque todas las lágrimas
que alguna vez alguien pudo provocarte,
porque te amo más allá de toda explicación
y de todo sinsabor,
en un domingo cualquiera
de trabajo para la escuela
y de pensamiento de vos.

Domingo 02 de diciembre de 2018.

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