La tontería

La tontería pasa, me chista, y mis oídos se sacrifican, en pos del bien, porque hay que ser buena chica, monja en las ilusiones y robot en las desilusiones, puede que hasta no exista todo este arsenal de pavadas, ¿serás vos o será la ilusión estúpida? Tontos los hábitos que cubren la siesta de las estrellas, tonto el féretro que me espera, tontas las palabras, que de tan bellas dudan si transportar o no sus placeres en una piedra, nadie se mofaría de ese candelabro que les prende fuego a las letras en una fiesta.

La tontería insiste en venir a la reunión, cegando las necesidades de mi incitación. Si tomo un vaso de agua con tu mirada habré perdido la oportunidad de dejarla relajada en una redada, tendré que atacar la barrera que se incrusta en tu horizonte y que frena tu actitud desprejuiciada.

La tontería se encoje de hombros, total su estupidez es tan clara como la condesa blanca, no se hace cargo de las horas insoportables ni de las pérdidas de tiempo fatales. Pienso en vos, qué tontería, como el eclipse que entre las nubes se opacó durante el día. Me abrazo a las contingencias, hago los trabajos prácticos, y entre bostezos, vuelvo a pensar en vos. Y como si no hubiera otra oportunidad, luego tomo la merienda y muerdo la existencia, para hundir posteriormente mi cráneo contra el almohadón del sillón en su ignorante posición.

La tontería hierve sobre la silla, está tan dura que mis huesos se astillan, ¿acaso espera que me siente sobre ella para estar más concentradita? Triplico mi persecución por si me escapo e intento dejar de sentirte. Tonta, ni con el mueble de mi abuela podría apartarme de este tiempo de amor que se vierte sobre mis horas. Volver a las fuentes, y cortar de raíz la conexión de mi mente, y mi tontería sería desatribuida a la gente, masticar el alma con mis dientes, ¡ser indiferente!

Éste es un inútil deseo embolsado e incoherente. Navegando sobre la tierra, batallando en la miseria, todo esto al corazón del huracán me integra. Poseo un inservible virtuosismo que emplea sus conocimientos en un cataclismo, tan apartado del cinismo, pero tan metido en sí mismo que me deja acariciar el abismo.

Me pregunto qué es amar. ¿Es decir sí a todo o decir la verdad? ¿Cómo es aceptar la realidad? Me encanta no tentarme y hacerle la contra a los pesares. No sé si la paciencia me llevará a algún lado o si me hará perder lo que he conquistado. Ya no te trato como un papel mojado.

11 de abril de 2017

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