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Mostrando entradas de agosto, 2009
Las cosas se acomodan y desacomodándose viven, siembran la inexperiencia, delegan responsabilidades, palabrerío, sulfatos de frases aisladas, sentir, sentir, sentir, dolor, amor, dejar de pensar, nada más sentir, atravesar tu mirada saciando el esquema conceptual de un minuto. ¿para qué más? Quiero volver a ser niña, nunca crecer en olvido, volver al Nueve de Julio y al Salto de los años ochenta, cuando las piletas y las sonrisas abundaban serenamente en las tardes, parloteaban sus veranos cálidos delante de la multitud céntrica. Volver a aquel Trelew que me vio llegar de tarde, mirando el secreto de autos cansados, escuchando el llanto de las bocinas nocturnas. ¿Por qué seguir creciendo, dar otro paso más de este maravilloso día en Vía Patagónica, lluvioso, estruendoso, vientero, matero, pero hermoso, sin que sepas que estás de mi lado? No quiero crecer más sin oler tu alma, no. Le daré un golpe al Lago Ontario y me volveré a sentar en la misma mesa del Starbucks, plagiando miradas, o

No más farsas

--> Espolvorear por la mente un recuerdo continuo, aun no vivido ni experimentado, no acariciado, endulzado por la suerte de verte, desmantelado delante de la vista y el encuentro. No mas farsas, ni paseos por los contiguos caminos, aquí y ahora, serenamente va la acción encadenando una por una cada situación y cada desperdicio, cada dejar de hacer y cada no haber hecho, cada tranquilos atrases y despistes, cada para mañana, cada pensamiento inocente y contenedor, cada roce no percibido. Ya está, ¿qué se puede entender del no querer sentir, del contener, del olvidar, que se puede acotar del dejar en libertad, del no darse cuenta, que se puede entender de la caricia no dada pero pretendida, de la mirada fugaz pero atrevida, que se puede comprender del no haber querido estar herida, que se puede temer si con eso me das la vida?
Alguna hoja, maltratada, remendada, invadida, despojada, hablando fuerte, añejando la memoria, repitiendo el camino, danzando sobre las palabras, generando el nervio promiscuo de lo insensato y la suavidad del viento. Alguna hoja debe haber, para escribir repentinamente, en el tiempo apurado y derretido en la mano, que habla acompasado delante de una mirada sin ojos, observando atento su propio paso, besando el aire, mandando anuncios de languidez y belleza contenida. ¿Todo bien? Es dudable el bien y el mal de este dia, llueve antes de gotear y el sol pasa de largo doliendole al tiempo su indecisión. Dejando rastros la mano fría rondando la caricia, alegría medida, así esperando tu sonrisa, que quien dice cambie el dia, este día tenue que te espera, esta tarde roja que se desespera, mascando entre dientes el secreto, mirando atenta los pasos que vas dando tras una neblina de gente. Si, caminar sobre la hoja, con los pies escribir, con los dedos tratarte, tratando de tocarte, magullarme