Alguna hoja, maltratada, remendada, invadida, despojada, hablando fuerte, añejando la memoria, repitiendo el camino, danzando sobre las palabras, generando el nervio promiscuo de lo insensato y la suavidad del viento.

Alguna hoja debe haber, para escribir repentinamente, en el tiempo apurado y derretido en la mano, que habla acompasado delante de una mirada sin ojos, observando atento su propio paso, besando el aire, mandando anuncios de languidez y belleza contenida.

¿Todo bien? Es dudable el bien y el mal de este dia, llueve antes de gotear y el sol pasa de largo doliendole al tiempo su indecisión. Dejando rastros la mano fría rondando la caricia, alegría medida, así esperando tu sonrisa, que quien dice cambie el dia, este día tenue que te espera, esta tarde roja que se desespera, mascando entre dientes el secreto, mirando atenta los pasos que vas dando tras una neblina de gente.

Si, caminar sobre la hoja, con los pies escribir, con los dedos tratarte, tratando de tocarte, magullarme los versos, guardarlos serenamente en los archivos informáticos, para cantartelos, al descubierto.

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