Boca
Ay sí, no es chiste, es así. El sábado pasado les pedí a mis compañeras de paddle que fuéramos en otro horario porque luego de las 16 hs jugaba Boca. Como no encontramos cancha a una hora que todas pudiéramos asistir, lo postergamos. Y cuando fui a la escuela me preguntaron si habíamos ido, y respondí que no, porque no quería dejar de ver a Boca. Son muchos partidos que mi equipo juega muy mal, que no gana, y qué sé yo, y a mi me da cosa dejar de verlos, porque siento en mi corazón, como cuando era chiquita, que si los dejo de ver le estoy fallando. ¿Tan estúpida puedo ser o es que ya nadie siente cosas así? A veces realmente me siento una idiota, pero en otras termino por entender que los sentimientos son muy particulares, y hoy ya casi nadie ama, ni siente que los valores son antes que otras cosas más interesadas y que nos convienen. El mundo se ha llenado de actos impuros, de intereses creados, de aprovechamientos mundanos, y el amor, por lo que sea, ha proscripto. Tengo miedo de pensarlo demasiado, tengo mucho temor de ser de las pocas tontas que piensa distinto o que siente que se le escapan las personas por la cursilería. No sé qué hay que hacer. ¿Será mejor decir "que se embrome Boca"? ¿Será menester erradicar las raíces de nuestros sentimientos para darle paso a los sentires de la intemperie? No hay razón para que escriba esto, ni para que sienta esto, ni para pensar que le soy infiel a Boca, más allá de que ahora pierde mucho y estaría más que justificada mi inasistencia, pero no es Boca, ¿entendés? Es el amor el que está en cuestión, es el sentimiento bárbaro y contundente que te aprieta el corazón el que está endeble, es la prioridad que le damos a los sentimientos lo que está pereciendo, es la tibieza de las miradas la que se está congelando, es el anhelo de ser distintos lo que se está desanimando, es la poesía la que no se está leyendo, son las voces internas las que se están callando.
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