"Robémonos un sueño"
Los aromas están
envueltos en sonidos matinales. Tengo la sensación, absurda pero
atractiva, de que me perseguirán. Absurdo es el vuelo de mi
imaginación, tan absurdo como real, y me domina como si el espanto
de mis pensamientos retrocediera débilmente ante tu encanto.
Que salga el sol,
que las esponjas absorban la escasez de voluntad, ¡que la lechuga
sea inofensiva! Presiento que la ofensa contra el otro aumenta en
cantidades indiscriminadas, como si ofender fuera más fácil que
defender, como si amargar nos hiciera ganar premios de popularidad.
Pero la dulzura es más bella y tentadora, porque es más difícil de
conseguir. Aunque pocos lo entiendan.
Parece que la
primavera se retirara entre los pétalos que el árbol va escupiendo.
Y sin embargo, tengo su aroma como las canciones de Carlos Mata que
escuchaba hace tiempo, tan llenas de románticas funciones
espirituales, tan perfumadas por la delicadeza, tan inspiradoras.
¿Será posible pensar una inspiración sin preguntarse un por qué o
sin cuestionarse la idiotez que te representa?
A veces no sé si
los chistes que te hacen sobre las cosas que te gustan o escuchás
son sólo bromas o en el fondo son las reales circunstancias de la
poca predisposición a aceptar al otro. “Sobre gustos no hay nada
escrito”, dicen, pero, ¿cuántos realmente creen esto? Si hasta se
han escrito los gustos a través de las selecciones televisivas y de
los ránkings musicales, de los periódicos y de las políticas.
Convencer a la mayoría es tan fácil como despreciar los gustos de
la minoría.
No me quisiera pegar
a este escalofrío que se me aparece cuando pienso en vos, quisiera
parcelarlo en fracciones de cada tres días, o cinco, quizás hasta
quererlo sólo los fines de semana, y evaporar tu esencia, apretar mi
cerebro y retirar a una esquina tu presencia. Pero, ¿cómo solventar
el gasto?
¿Ceder o no ceder?
¿Renunciar o continuar? En el aprendizaje se podrá responder:
“robémonos un sueño”.
Comentarios