Lo que siento.
No quiero ser pesada, creo que uno debe hacerse al andar en soledad, ¿pero cómo continuar con este juego? Y si luego el viento te cubre con sus manos, pues entonces hay que aceptarlas y trabajarlas. El tema es la intensidad. ¿Arañarla o recibirla? ¿Expresarla u ocultarla?
Hay varias ventanas para abrir, pero sólo una puerta se abre, y es por esa rendija donde la profundidad se exalta y te hace acelerar. El tema es que la aceleración puede dominar tu voluntad.
Había una vez una chica que amaba por primera vez, y otras tantas volvieron a hacerlo. ¿De cada amor se aprende? ¿Cuántos amores sentimos? ¿Cuántos sentimientos estamos dispuestos a afrontar valiente y firmemente? ¿Cuánta paciencia podremos tener para amasar cada ilusión de a poco, como una masa madre que necesita su tiempo y su espacio para formarse?
Siento tantas cosas, y varias de ellas son por vos, pero mi experiencia me indica lo contrario a expresar cada latido que me atraviesa y cada partícula de felicidad que me fascina por dentro. No lo digo, por un miedo extremo a ajetrear mi vida cancina y pausada, entramada por la tranquilidad y la aventura del silencio. ¿Y quién acepta el posible rechazo? ¿Vos? ¿Yo? Arriesgarse sería perpetuar una posible equivocación que podría ponerme a un paso del jaque mate, pero, ¿cómo oculto el infortunio de que me gustes?
La vida es una caja de sorpresas, y esta frasesita trillada no es más ni menos que la verdad. Cuando todo parecía hamacarse en la quietud y lo sereno, los desiertos se han colmado con chaparrones y las mesetas se rejuvenecen con hierbas magistrales.
Comentarios