No podés darle la espalda al amor
"No importa el precio, no puedes darle la espalda al amor".
Si no emergieran de mí suspiros que me acercaran más a vos en la mañana, una respiración deteriorada por la aceleración contínua, una temporal pero acertada falta de cordura diaria por pensarte, ¿qué sería del amor? ¿Qué sería de estas porosas y esponjosas palabras, a las que nada le importan las demás palabras, ni las lecturas light, si vos no las incitaras saludable y suavemente?
No sólo opino que este amor sin sentido tiene más sentido que los bailes de las ramas, erigidas ante la radiación de un viento insoportable, sino que también creo posible que el amor de la amistad, de la familia y de la fraternidad producen a diario la instalación de un software necesario para respirar. Y aunque en soledad me sienta cada día, ser solitaria no es más que la textura para crecer desesperadamente entre equivocaciones propias.
Seguramente habrá mejores cosas para el capitalismo, el imperialismo, el socialismo, el expresionismo, el anarquismo, el materialismo, el existencialismo y demás teorías, movimientos e instrumentos societales, pero el amor calza perfectamente en su contra, quebranzo puzzles y propinando visiones ilusas pero maravillosas a los fetiches del mundo.
Precios, pagos, desnudez, fiesta, liviandad, touches, ventas, compras, mercados, exhibicionismo, narcisismo, moda, consumo... lo que quieras, disfrutalo, amasalo, censuralo, que te importe lo que sea, que juegues, que practiques olvido, que te besen de ocasión, que te tienten con pasión, que invierta en vos el modelo una suma de dinero que te paralice y te acelere las retinas, que te toquen y te olviden, que te esperen y te dejen, que valga todo un secreto, que te llenes de codicia, que te inunden de caricias, que la vanidad te incluya en su postal, que las revistas pidan que te desvistas, que hagas lo que quieras, pero ni los precios ni las valías ni los asuntos momentáneos importan, no podés darle la espalda al amor.
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