"La verdad es simple, ¿no es ésta una doble mentira?"
La verdad no puede ser soportada por la mayoría de las personas,
por eso,
¿es preciso decirla?
La verdad incomoda.
La mayoría prefiere lo fácil, lo etéreo, lo conveniente.
La mayoría se dispersa,
porque la verdad te resiente.
¿Cómo se puede aceptar la verdad cuando el mundo es una casilla?
La gente ahuyenta las verdades y acelera su carrera hacia las frivolidades.
Ellas ofrecen confort,
ellas te apaciguan,
ellas te amoldan el tiempo y el espacio,
ellas te relajan,
y de su facilismo te empapan.
La verdad tiene mala fama,
por eso la mayoría asume la palabra como bellos inciensos para el convencimiento,
cae mejor la miel y el algodón
que la hiel y el silencio.
Un chusmerío barato vende,
una verdad insoslayable ofende.
¿Acaso no es preciso ocultar
para vivir una vida
que te tenga a cierta distancia
de una verdad que ilumina?
¿Acaso no pretendés ofender el aire
con onerosas palabritas,
antes que decir de frente
lo que tu corazón grita?
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