El otoño
El otoño es agreste,
a veces,
pero otras te convida su ingrediente
natural.
Ese aroma que sale de su boca,
esa rugosidad que sale de sus hojas,
el otoño es una colmena no extinta
que vuelve su miel una y otra vez
a trabajar.
Sus fríos quieren ofrecerte
alguna extraña sensación,
pero radica en la espera y el disfrute
su tensión.
El otoño puede evaporarte,
pero especialmente te agita,
porque el corazón no es un órgano convincente,
simplemente te aisla.
Es esa inconstante
pero fiel artimaña de su alma
la que te atrapa,
y te condena,
hasta te atormenta,
refugiados en la neblina,
sus latidos te esperan.
Lo olvidado cobra vida
en el silencio,
la ilusión quiebra tu voluntad
en un vidrio empañado.
El otoño no es una estación quística,
se queda para siempre
en lo que nunca ha dejado de ser.
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