"Decias que no era verdad, que escuchando no se puede soñar, pero..."

Se sueña y se tiembla,

esperás todo el día y desesperás por momentos,

se retrotraen los segundos de quietud y espera

a oníricas sensaciones,

lo dormido despierta y se acelera,

y crecen las legumbres en momentos intensos,

y florecen las espinas que pinchan el alma

en su desaforada ilusión,

en la severidad de sus palabras

y en la inquietud de su problema.

Imaginar no es para gente insensible,

tampoco lo es arremeter con la mirada

a ese horizonte que se pretende alcanzar.

Pero sí, escuchando se puede soñar,

y comprender, y asimilar,

y acelerar la pubertad de los suspiros.



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