La verdad, ¿cuál es la verdad?
Dios, te pido que me des esa serenidad que me caracteriza, mayormente, porque, ¿cómo hacer para no pensar en la diferencia? La diversidad no es tan transparente como aparenta ser. Sin embargo, a veces me siento más diferente de lo que soy, egoísta, a veces, y otras, no, ¿o no? pero no tanto como para desbalancear el arte de mi solidaridad. El otro importa, y mucho, pero en la mente dispersa y el corazón endeble todo se debe. ¿Cómo hacer para que no me importe el aroma que me impulsa el alma? Por eso la claridad es un bien sustancial para encaminar mi tranquilidad. Por eso recorro algunos caminos para dejar de enturbiar mi proceder y entender que la unidireccionalidad conduce al desajuste de la verdad. ¿Importa la verdad o le escupo encima a su vanidad?