Primer dia de clase
Hoy fue el
primer día de clase efectivo, luego del período recuperatorio de contenidos
adeudados del 2018. Hoy comencé también con mis clases de filosofía en la
escuela (aunque no es la única materia en la que estoy al frente, ésta es mi
gran ilusión), a pesar de no ser filósofa y pertenecer apenas al apartado
existencial que cree tener el poder de poder hacerlo. Tomé las horas por una
suplencia que se presentó en la escuela donde Mabel es vicedirectora (recuerdo
cuando la ayudé con el escrito de la tesis del profesorado de Historia, hace
años, y creo que estaba más feliz yo que ella). Se me dio la posibilidad porque
me gusta la materia y porque hasta 2016 estuve estudiando la maestría en
Filosofía, que luego fue postergada por mí y por la poca vergüenza que tengo en
enfrentar mis limitaciones emocionales, pero bueno, ya está, a otra cosa. Sólo
pude contar con la presencia de 14 estudiantes (un sexto año bastante
interesante, según lo que pude ver hoy, y que se irá haciendo más grande en la
medida en que se normalice el normal desempeño de las actividades escolares
luego del paro nacional de estos días). Hablamos sobre los problemas, cada chico
hizo una lista de problemas, que luego compartió en grupo y que finalmente cada
uno de los que se formaron expusieron en la clase. El problema más recurrente
fue el familiar, y el segundo la baja autoestima. Yo me acordaba de todo lo que
estudiamos en Comunicación hace años, los patrones que se van difundiendo por
los medios masivos y a los que tenés que responder para que el común te acepte.
¿Y qué si no es así? Te quedás solo, o no encontrás alrededor a personas que
tengan tus mismas inquietudes, porque es así, se vive a diario, si no sos cool,
o no te mostrás, o sos tímido, o no seguís un poco al rebaño estás en la lona.
Creo que mientras sea una lona cómoda y no te afecte la soledad, entonces no
pasa nada, pero la desolación a veces te alcanza, aunque vaya descalza y las
medias tengan varios agujeros, por ahí te alcanza. ¿Entonces? Entonces por algo
se empieza, plantear, leer, estudiar, aislarse de la porquería mediática y
televisiva que te levanta y te baja como a las golondrinas. Ojo, no es LA
TELEVISIÓN, pero es el patrón que difunde, y que va capturando cada pedacito de
las cabezas efusivas que se plantan frente al ahora rectángulo de las cavernas,
y que no hace el discernimiento. Miramos cuerpos, miramos “vidas”, miramos
fotos, miramos anhelos, y luego miramos al costado, ¿y qué vemos? Demonios que
no están a la altura de la muestra gratis, y de a poco vamos criticando,
apartando, seleccionando, manipulando y defendiendo los patrones miserables que
se han metido en nosotros sin aviso previo, porque cuando hacen daño no hay
ningún warning en el aviso, va derechito a tu endeble cerebro. No sos flaca, o
lo sos demasiado, no sos linda, o te pintáas demasiado, no sos alta o parecés
Charlize Theron. Me parece que la historia de la Filosofía va a ser sólo el
pequeño principio del cuadernillo de contenidos y actividades, y Sócrates y
Foucault pasearán seguido por nuestra aula, como quien se desviste ante la
tempestad por amor, aunque haga frío, y aunque no me mires nunca porque tenés
miedo de enamorarte. ¿Hay que arriesgarse para que el miedo valga la pena? Creo
que sí, porque si no sería un miedo devastado.
06 de marzo
de 2019
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