¿Afuera llueve?
“Como el aire entre las hojas” van gimiendo las
gotas indiscutiblemente sobre las ropas (algunos se mojan y no lo consideran como una derrota),
porque llueve otra vez, como si la lluvia fuera la solución a la vejez, y no,
el paso del tiempo no se contrae esta vez, vamos tapando sus orificios con
círculos viciosos redondos entre sogas y maleficios, tratando de ahorcar los años,
incinerando nuestros lazos, pero la verdad sale a la luz cuando tantas
opiniones se pelean tratando de ganar el sur, y el norte espera su transporte,
para confinarse a un abrazo que le de un soporte. No hay nada más felino que
negar todo para que no se note.
Me inclino hoy a no pensar, y seguramente todo
lo que diga y quiera expresar no se me va a armar, más bien se me desarmará, porque
siempre pensás en quererte defender, cuando en realidad nada de eso te
garantiza ser.
¿Que hacés tal o cual cosa? Cada ser rumiante
merece la misma posibilidad que un ser distante, o que un símil caminante, aunque
no sepas cómo el lastre sacarte, cada cosa se esgrime en su dolor, de felicidad
infinita no está hecho el sol, ni siquiera de arroz, las mismas cosas serias
que querés tener en un dia de lluvia las trendrás cuando transites por la
tundra, y también las idioteces, no pasan ni se superan aunque te pongas arriba
toda la estantería.
Bendito de aquel que sabe a dónde va, pero
bendito también el que lucha contra el mal, no sabe si tendrá un final feliz,
pero escucha a Dire Straits y sabe que el arma musical le entregará una
oportunidad, y no sé si a todos, quienes luchan contra los toros se redimen en
ese campo o se ensucian en el lodo, más de lo sucios que estaban imaginando el
trasfondo.
Afuera llueve (¿no me digas?), como si por
dentro los rayos del sol te dieran bombones de a montones. El azúcar
displicente dura lo que un amor incandescente, pero lo que siento por vos seguramente
lo tenga dentro hasta mi muerte, y no es entregarme, es montarme en la delicia
de ser parte de una quijote y de su traje, no creo que me harte, y aunque lea
cada vez menos me siento capaz de interpretarte, ¡si eso no es amarte…!
Tampoco puedo ser lo que no soy, no es cuestión
de montar mi alma en un vestido de fiesta y entregarme a la audición, no me
conformo, pero me conformo con hacerme monaguilla de mis valores y atravesar la
vitalidad de mis dolores. Y si pienso en cada ser que soy y que no soy, cuando
me atrevo y me retraigo, igual estás vos, como la escotilla del avión o las
semillas del girasol, en mi corazón.
17 de mayo de 2018
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