Cuando pasa la Navidad
Es una constante que viene y va,
eso es lo que por escribir me va.
Una flor en medio del resto,
tus filamentos saben
al aroma que siento.
No sé si serás buena, o mala,
el cariño no se compara con nada,
no sé si arderás en malhumor
o desplegarás al resto tu resplandor,
pero no hay forma de no sentir amor.
Lo que no podés entender
hay que aceptarlo como algo del ser,
tan incomprensible
pero tangible,
tan desmesurado
pero adorado,
tan volátil
pero fácil,
fácil de sentir,
y por lo que se puede vivir
no pretenderás por eso sucumbir.
Igual no he de creerme
importante,
cuando más te lo creés
comienza el ego a obedecer,
no te creas tan importante
porque todos son huellas
que tiene el camino por delante,
y nada sanará si la mirada
no te enfrenta con su arte.
Vas y venís como las olas
y luego comenzás a sentir
el descuido,
te la creés y luego caés,
y mientras más firme estés
mejor será
para dar vuelta cada revés.
No te creas tan importante,
las cejas igual están ante todos
para depilarse,
y las ventanas están abiertas
pero también pueden cerrarse,
si creés que este viento es eterno
no vale con él hamacarse,
es mejor seguir adelante
y no creerse
lo que no te atañe.
26 de diciembre de 2018
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