Un tenor después de la cena...

Si lo hay, lo haré. Dejaré un jazmín en la punta de la lluvia, su olor descompensará las penas, y los brazos abiertos cerrarán las heridas. Te abrazaré entre las esponjas y los cactus, los olfatos eternos de los perfumes encantados pasarán los límites, y los espejos migratorios nos mirarán aspirar el nuevo mundo.

La locura es un arte que no necesita de tragos ni hierbas, el tacto nos seduce, la rama se sacude, y me besás cuando los dormidos pájaros revelan sus viajes. Es lindo bailar en la noche, la hamaca hace danzar nuestros cuerpos envueltos, la caricia fermenta el beso y los labios se unen a la carrera de las luces despiertas. Caen las gotas, pero el cielo ríe y se anima a imitar nuestra desnudez, pasan las nubes y la vejez se hace joven, pasan los leones y las hormigas se tientan.

Hay optimismo al llegar, te besaré después de que el humo se espante y los grillos descansen.

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