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"Calambres en el alma"

 A veces "La 12" no está de fiesta. Crujen las llagas cuando no hay saludo. Se empañan de dolor los latidos que no llegan a tu mundo. Pero la vida es esto y me lo tengo que aguantar. Si tu mirada no me atraviesa mi paciencia empieza a supurar. La nostalgia no es agradable para los positivos, pero,  ¿por qué no encuentro mi abrigo? El dolor se fue a transitar por una noche desubicada, y yo sigo pensando en calmar la fatiga que tengo por tu postura ignorada. No sólo es un calambre, ¡es la sensación de estar incomunicada! Cuando querés decir tanto pero la escucha es una prisión consolidada. Siempre te escribo, pero aprendí a vivir con eso de saludarle al vacío que provoca tu ego.

Sin garantias

  No sé si la claridad se convierte de repente en oscuridad, porque en las certezas, ¿alguna vez podés confiar? Con su espíritu indomable te envuelve la voluntad, y lo intentás tantas veces que el humo del tiempo de cabeza te pondrá. La mansedumbre te aplana pero también te otorga libertad, y la paciencia oniriza cada espacio de tu integridad. No sabe a ese jugo de durazno cada minuto que te acercás, ahora suena como un disco rayado que no querré escuchar. Pero el espacio-tiempo de mi seguridad me querrá privar, a veces reconozco mucho esta historia que vuelve siempre al mismo lugar. Me gusta más la primera estrofa para finalizar, porque la certeza es el invento de un millenial que no te garantiza la eternidad.

La primavera

La primavera no es una etapa fácil. Las cadenas que te ataban parecen despegarse del cuerpo y no sabés qué hacer con esa libertad. Su son es indomable. El otoño fue más revolucionario, y la primavera la sudestada que lo culminó. Cuando la omnipotencia se desatasca y se expresa en tu interior, no sabés si es mejor la ignorancia o la ilusión. ¿Dónde está realmente el verdadero sistema de producción? ¿Quién tendrá ahora en sus manos los materiales para la disolución? ¿Es menester unirse, preguntar, estar pendiente, o la distancia es la mejor aseveración? ¿“La primavera la sangre altera”, o con la primavera viene la verdad que despega? ¿Puede ser que la libertad de pensamiento y sentimiento sea más egoísta? ¿Y eso es el bien, o no es correcto ser tan poco detallista? ¿Está bien que cuando empieces algo nuevo esa novedad te imprima lo pegajoso que genera? ¿O bien en una relación es menester la distancia y el desapego? Después sigo.

Lapsus

  ¿Fue un lapsus? Fue como degustar un merengue con dulce de leche, maravilloso, pero terrenal. De tanta dulzura parece que sacrificás tu alma, pero volvés, porque este órgano feliz sin cuerpo es un engendro resilente. Todo lo que fue y será no pasará de eso. Mañana todo cambiará, y en algún momento me iré, porque cuidarse a uno mismo es más necesario que amar o degustar el placer. Los sinsabores y la miel tuvieron su espacio en el lapsus, y no colapsan ni se inclinan, sólo resisten y se amoldan al cambio. Fue como atornillarme en un espacio aromático y visceral, pero el oído interior se serena y la rutina se acomoda al lapsus. Fue ecléctico mientras duró.

"No imagino algo mejor"

La oscuridad es tan intensa que asusta, pero luego del temor viene el arrullo del dulce dolor que se mete por cada vena que va directo al corazón. Es una intensidad que te atraviesa el día, y en su oscuro resplandor va pasándote factura de que lo que sentís puede resultar peor. ¿Pero por qué algo que te inspira el alma puede caer como el ocaso en tu interior? Esta oscura visión se mete por los poros como la tos, engendra ataduras al mundo aunque quieras perderte en la ilusión. Es el negro hedor de la dulzura lo que te agobia con pasión, y aunque no pueda elegir entre las heridas de lo oscuro y las delicias del silencio no imagino algo mejor que tu mirada alrededor.

La verdad, ¿cuál es la verdad?

  Dios, te pido que me des esa serenidad que me caracteriza, mayormente, porque, ¿cómo hacer para no pensar en la diferencia? La diversidad no es tan transparente como aparenta ser. Sin embargo, a veces me siento más diferente de lo que soy, egoísta, a veces, y otras, no, ¿o no? pero no tanto como para desbalancear el arte de mi solidaridad. El otro importa, y mucho, pero en la mente dispersa y el corazón endeble todo se debe. ¿Cómo hacer para que no me importe el aroma que me impulsa el alma? Por eso la claridad es un bien sustancial para encaminar mi tranquilidad. Por eso recorro algunos caminos para dejar de enturbiar mi proceder y entender que la unidireccionalidad conduce al desajuste de la verdad. ¿Importa la verdad o le escupo encima a su vanidad?

Esa cornisa que nos tiene en jaque

No es mate, ni es té, ni aún así café, o algún jugo natural de frutas, pero estamos parados en ese hilito bien fino que sacude nuestras almas, que nos entrega al incendio. Pensamos que lo tenemos resuelto al dilema, pero es una equivocación, cuánto más nos descuidamos los vivíparos te carcomen la existencia y aumentan tus vivencias. ¡Son pequeñas maravillas que se hacen a hurtadillas! Si, la cornisa nos tiene  apretados contra nuestro eje,  ¿es que la fantástica inconsciencia seguirá mandando en nuestra esencia?