En el paraíso indefinido
Un bar, una mesa y sus copas de vino, la música y la aceleración de los sentidos, ¿te va esto del amor perdido? No existen estas cosas en la vida real, ya que las películas se prenden en primera fila para magullar frente a lo vivido, todo está tan lejano y juega tanto al ridículo que me río, y hasta ahora sólo he servido para atrapar langostas en el patio del vecino. Que desatino es creer cuando alguien te presenta un invento, algo tan bello, pero que no te ofrece un fundamento, y es como un sol perecedero, tan obligado a hacerte creer en lo que no creo, tanto que me mareo, un imaginativo reflejo de lo que sólo puede ser si lo miramos en directo. ¡Todo es un pretexto para hacerte creer en labios inconexos! Ya basta de inventos, si pienso en tus ojos creo que son lo verdadero. ¿Vivirá la tez de tu mirada en mi madrugada? ¿Permanecerán tus palabras con las mías apretujadas? ¿Se mudarán tus piernas con las mías a habitar una pieza por el amor envenenada? Se escucha el lloriqueo de los...