El "qué importa" de la resignación
Jajaja. Cuando me quedo sin palabras me inundo de la hostilidad del sol. Me abrazo en su fortaleza para expulsar las incipientes malas palabras que tengo ganas de decir. Siempre termino no diciéndolas. Parece que estoy acostumbrada a opacar mi espíritu ante cualquier aproximación de mis consternadas sensaciones. ¡Tengo ganas de expulsar tantas cosas! Pero no lo haré, no tiene sentido. La palabra no es escuchada. Leer no tiene sentido absoluto si la lectura no cambia en algo la dirección que vamos tomando a medida que vamos viviendo. Porque acordarme de cada palabra que Nietzsche escribió sobre su Zaratustra no hace explotar nada, ni contraer ningún músculo. ¿De qué me sirve acordarme literalmente de una teoría de Hegel si no la aplico para solucionar o pensar algo distinto a la teoría en sí? Ojo, esto lo pienso y lo digo porque en realidad no me acuerdo de ninguna frase que Hegel escribió, ni pretendo hacerlo, por ahora. Hoy leía en mis recuerdos de Facebook un escrito como este, ...