El purgatorio
¿Cómo evadir mi responsabilidad de tener que seguir adelante sin vos? ¿Cómo asumir que debo hacerle frente al frío sin tu calor? Se une una fuerza nueva, la palanca que se empeña en torcer los rumbos, que se molesta en inventar nuevos caminos llenos de luces y cardos, donde te obnubilás pero también te pinchás, donde vivís momentos insípidos y serenos pero también te incrustás en los versos de un maremoto y de angustiados veleros. Es domingo, (¡maldito domingo!), y siempre me pasa lo mismo. Estoy en el purgatorio, desprevenida de lo que puede pasar, azotada por la insensatez de lo que no va a pasar, y huyen hasta las cosas y las personas que me quieren hacer mal, no quieren mirar, no se quieren quedar. Si el momento fuera hecho de lodo me abrazaría a sus brazos para hundirme del todo, pero no hay forma más concreta de ser que manejar a esta ilusa cobarde que se arrastra bajo una sombra, muerta de hambre, deseosa de tu sangre. ¡Seguí adelante! ¡Ja!, frasesita acartonada, desvirtuada por...