Bandada de hipócritas
La mala espina supura por el frente, el viento lleva la hipocresía archivada en el polvo y poco a poco la desviste con sus ojos desmembrados. Pero frente al querer decir ajetreado, me diluyo entre inocentes miradas, cada vez que voy cruzando el umbral de la confianza las tormentas se aproximan, ¿será cuestión de cerrar las persianas?, ¿o la abertura circunstancial nos propondrá un análisis? Por ahí vuelan ellos y nosotros, una bandada de ilesos hipócritas condenan la delgadez entre lo hecho y el siendo...el ser, lo que soy, lo que siento, las cadenas que desatan los pensamientos, la cualidad de unas materias vivientes, por supuesto que el desierto se une al descontento, ¡pero lo que soy se ve debajo de mis párpados, como escondidas cejas que gritan por diluvios! Unos que hablan y no hablan, dicen y en el momento de la carne entre las brasas callan. Callado está el viento, aunque tiembla entre los árboles desérticos fluye su ironía, carcome su hipocresía, me mudo para beber agua que no...