Domingoles...
En esta ocasión podría decir: nuevos son los trapos. Pero agregarle a las teclas la necesidad de que los ligamentos de la escritura expresen su sentir, es lo que me tiene sentada en este momento, con la cabeza gacha, entre los goles y las persianas mal cerradas. Tengo la nueva, la nueva herramienta de escritura, la he utilizado para apremiarle los pasos con algunas músicas y videos, tengo el sonido del tecleo en la justa meditación de un domingo pasmado. Gracias a los señores que debían cambiarme la vieja Olivetti (¿vieja o malanunciada?), ahora puedo resucitar mis tardes flamenado unas estrofas directas y arrebatadas. Siento dentro una especie de aire que sube y baja, como la duda del bien o del mal en las fechorías.He abandonado por las funestas prácticas de la "Introducción a la Economía" el gentil momento de la escritura de mi libro. Pero ya resurjirá, ¡tengo tanto para contar!, ¡tanto pasto que cortar y tantas personas que se me atraviesan en el esófago que los entes per...