"Y el camino se torcía lentamente"



La hojita creció fina. Tenía un latido inmenso. Untaba su deseo con una cuchara. Pateaba la pelota con los chicos del barrio. Tenía una camiseta de Boca con la 11 de Perotti. Pero se quedó en 9 de Julio. Paseaba hasta la tienda de discos de la vuelta de casa. Veía los lentes de Piero y escuchaba los gritos de Lucía Galán. Hasta pasaba a la casa de un vecino y le intentamos vender choclos que llevaba mi amigo Joaquín, pero el hombre no tenia dentadura. Si de porfiadas y descaradas ironías ha pasado la vida, hoy la crema en mi rostro es lo único que se ha mantenido firme, como una necesidad de perfeccionar el caparazón de una endeble estructura. La hojita se escapó del herbario, el aroma se exilió con la venta de los diarios. Me latía el corazón como en una novela, "como un carbón encendido", y si pudiera contar las nervaduras de sus ilusiones no habría forma de abarcar tantos brotes. Las alegrias están de arcada en arcada, se disuelven en baldes de agua como el líquido de las lágrimas, como los pasos que se van dando y no se van revisando, como las huellas que no están quedando marcadas, como el ámbito de la televisión, que es puro cuento, puro cuento, la ilusión es para mí el peor invento, el peor invento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Mi devoción supera lo terrenal"

Sólo porque lo que dura no para de durar

New Year (Happy or common)