Es un hecho.

A ver...En el Colegio 24 trabajan Marta Chávez y Tatiana Sánchez. El nombre de una y el apellido de otra hacen el nombre completo de Marta Sánchez. Con la locura infinita que me sucede en la mañana (es muy temprano), saqué junto a Pao e Iván esas conclusiones. No sé si tiene que ver con las vueltas de la lógica, o con los encuentros clandestinos de las casualidades, pero es como que las fechas, los números y las palabras últimamente se erizan suavemente entre ellas, abrazándose y deslizando por el mundo sus deseos de subsistir. Y claro, un día de octubre, un mes de mayo, un tipo de letra, un número ocho (número de la suerte de mamá y apropiado por mí hace años)...son demasiados principios conspirando a favor de la numerología.

Este Puerto Deseado ignoto y rebuscado, se ha detenido en una nube. Ayer, en el Inset, aceleré mis demostraciones poéticas. A veces pienso que no puedo seguir con este trajín existencial, de redes sociales y latidos. No cocino, apenas como y se siente el cansancio en la desaforada tarde. Vino Beti y dijo, "¡hace frío!, ¡qué helado está!". Pero acá adentro no se si voy, si me siento, si me quedo, o si este pensamiento me puede dejar en paz.

Soy tan contradictoria que a veces no sé si querer la paz o continuar con esta revolución diluida en el estómago. Muchas personas dan vueltas por acá, todas quieren dar besos, abrazar y decir "buenos días", pero yo sólo pretendo continuar, y me distraen. ¡Hasta aparece Milagros pidiendo la sala! Y Marité siempre saluda, y las voces revuelcan sus sonidos en el estreno de las conversaciones. ¿Cómo seguiré tratando de aclarar los hechos?

Yo te quisiera esperar, te quisiera seguir, hasta pretendo perseguir tu aroma desconocido. Pero una persecución no es bien vista por el común, y es más bien reconocida como una obsesión. La disolución de los términos democráticos no es mi objetivo, la democracia le pide ayuda a Freud, y yo le pido ayuda a la oportunidad que tenés de seguirme, porque ¡yo sí quiero que me sigas!

También me puse a pensar en cómo somos los geminianos. De casualidad ví el lunes el programa de Mariana Fabiani (¿o fue el viernes?), y un astrólogo describía los signos como si él mismo supiera las características personales de cada ser que habita la tierra. Decía de nosotros, palabras más o menos, que somos "verseros" por excelencia, o que usamos la palabra casi más que nadie. En eso coincido, pero la palabra "verso" me suena a mentira, y yo no creo mentir cuando te digo que me encantás, aunque me dirija al mercado poético para encontrar la metáfora perfecta. ¡Eso se siente, te lo digo ahora, acá adentro, bien adentro, en el alma! ¿Y si no cómo justificás que piense todo el día en vos? Le busco un patrón racional a mi conducta, y no puedo encontrar explicación. Tampoco puedo disentir con la situación y olvidarte, no puedo más que pensarte, no puedo más que desearte. Eso es un hecho.

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