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Mostrando entradas de enero, 2011
Varios meses fusilando emociones. Es que el trabajo va rompiendo y caducando tus ilusiones. No se si es personal o general, pero la automatización de la vida genera olvido, espeluznantes criterios del dejar pasar y observar con ojos turbios lo que es más claro. Esto de la rutina va adormeciendo las ganas de decir y sentir. Antes, todo y cada uno de los filamentos que al corazón acariciaban, hacían ebullición y rompían entre cuerdas los acordes del decir. Hoy sólo se apagan. Amagan a salir algunas notas del alma, pero luego viene la fuerza de la batería y el corazón ruge contrayéndose y acumulando las viscisitudes del tiempo transcurrido hacia adentro. Hoy es mi último mediodía aquí quien sabe por cuánto tiempo. Rogué que pasara y que no. Alabé el aire que emergía luego del sol naciente y furioso de las mañanas. Pensé en regresar pero aun no es el tiempo. El tiempo es sólo cuestión nuestra y de nuestra decisión. El momento es sólo un vértice de la decisión, que encasillada lucha por sal