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Mostrando entradas de enero, 2009

Bandada de hipócritas

La mala espina supura por el frente, el viento lleva la hipocresía archivada en el polvo y poco a poco la desviste con sus ojos desmembrados. Pero frente al querer decir ajetreado, me diluyo entre inocentes miradas, cada vez que voy cruzando el umbral de la confianza las tormentas se aproximan, ¿será cuestión de cerrar las persianas?, ¿o la abertura circunstancial nos propondrá un análisis? Por ahí vuelan ellos y nosotros, una bandada de ilesos hipócritas condenan la delgadez entre lo hecho y el siendo...el ser, lo que soy, lo que siento, las cadenas que desatan los pensamientos, la cualidad de unas materias vivientes, por supuesto que el desierto se une al descontento, ¡pero lo que soy se ve debajo de mis párpados, como escondidas cejas que gritan por diluvios! Unos que hablan y no hablan, dicen y en el momento de la carne entre las brasas callan. Callado está el viento, aunque tiembla entre los árboles desérticos fluye su ironía, carcome su hipocresía, me mudo para beber agua que no

not to cry...

si el amor es un condimento, un alza de besos, una siesta no dormida de brazos y deseos, si el amor eleva al alma en el viento, y sacude los polvos de la vejez y las espinas del revés, si el amor tiene tu risa, siente tus manos, maniobra con tu sonrisa y desenfunda tu vida, ¿por qué se aleja tu aliento? tus ganas de que camine, tus enojos, los rojos especieros, los que guardan el aire para dármelo lejos… si el amor acosa los tulipanes y las caléndulas, si se embriaga con tanto vino y hermetismo que genera el deseo, si se duerme en los labios de los erizos, si en las nubes devuelve los gritos, si el amor atrofia el descontento y roza suavemente la espalda de los dedos, tanto que quema y hierve al mundo, ¿por qué no te quedás aquí adentro?

Tomografía del techo...

Son cuadradas las lineas, perpendiculares los anhelos. Hay una robusta marca recta cerca del cieloraso cultivado de hormigas. El color crema invita a los confites y al desorden, una fiesta de café y triunfos recostados sobre el sillón. Por los costados se quiebra el deseo, pero surge una telaraña que cae sobre los brazos. La mirada llega hasta la ventana, una hecatombe de precoces y promiscuas estrellas se atan a la vida. Pero el olor de las salsas desciende sobre narices sólidas y frías. Un atado de tierra y ajados momentos más allá, donde el viento hace perecer el olvido y vuelvo a recordarte. ¿A quién se recuerda más ávidamente?, ¿al calor o a la emoción transparente de la risa y la alegría? El techo obtiene sus lamentos, pero juega a esconderse para tapar los besos, aquellos que recibe y siembra de la tarde, ese atardecer solemne y quieto que le obsequia rayos espumantes y perdones ardorosos. No puedo concentrarme en el silencio, ni en la soledad, y eso que solía pescar energías de

"Truthfully"

Contra todos los pronosticos, las emociones encuentran soluciones dispares. Los hechos, lo hecho y deshecho puede ser maltratado por el porvenir. Las hebras de unas lágrimas pueden descender, agolpadas por el humo de la insolencia y el descontento. Mirar, el techo inmune y puntiagudo, caminante de los pensamientos, acorralado en el elíxir del decir y el aguantar, empapelado está el futuro, tembloroso y ajetreado, con orzuelos camuflados y dedos encendidos. Tocar el aire y el vientre de un silencio, tocar la calma, se extraña… Se extraña el paso, la nave quieta, la uña traviesa, los ejes de los pensamientos, dormir la siesta. Pero escribo la frase, y mi mundo tiembla.